Picasso también retrató a sus mujeres y a sus hijos
El Museo Picasso Málaga reivindica el apego del genio por su familia, con cuadros en los que se inspiró en la maternidad y en sus vástagos.
Existe un Pablo Picasso que, más állá de su fama de poco familiar y de huraño, fue el retratista de sus mujeres y de sus hijos. Se comprueba en la exposición 'Álbum de familia', con la que el Museo Picasso Málaga reivindica el apego del genio por sus familiares, a través de retratos en los que se inspiró en sus mujeres y sus vástagos. En total, se exhiben 45 piezas, entre las que hay 23 óleos, 20 obras realizadas a papel, y dos esculturas.
En la sala, están presentes todas sus mujeres. Las que fueron madres de sus hijos, y las que no. Las esposas y las amantes. Fernande Olivier, Eva Gouel, Olga Koklova, Marie-Thérèse Walter, Dora Maar, Françoise Gilot y Jacqueline Roque.
Todas ellas, como ya se había visto en otras muestras, habían sido fuente de inspiración al artista, aunque a este itinerario expositivo se añaden planteamientos más novedosos, como aquellos que dedicó al tratamiento de la maternidad y la paternidad. Al reflejo de la vida de los padres, según puede comprobarse de piezas cuya elaboración puede distar hasta seis décadas entre ellas.
Así, desde el tratamiento clásico de la maternidad de los años 10, se pasa al cuadro más antiguo de los que se exhiben. Se titula 'Hombre con flauta y niño', es de 1971 y puede considerarse "un autorretrato del propio Picasso", si se siguen las explicaciones del director artístico del Museo Picasso Málaga, José Lebrero.
Además de este casi medio centenar de piezas del artista, en la sala pueden admirarse 73 fotografías que han sido cedida, en buena parte, por sus herederos. Son instantáneas íntimas que en muchos de los casos permanecían inéditas, y ahora abandonan por primera vez el álbum familiar para mostrarse al público.
Asimismo, pueden admirarse variados ejemplos de creaciones protagonizadas por sus cuatro hijos: Paul, Maya, Claude y Paloma. Por ejemplo, a Paul se le ve en el conocido retrato que le realizó montado sobre un asno en los jardínes de los parisinos Campos Elíseos, allá por 1923; y a los dos últimos, frutos de su relación con Françoise Gilot, se les ve inmortalizados en una serie de recortables.
No en vano, según ha explicado su nieto Bernard, el gran objetivo de esta exposición es dejar claro que el genio "también era muy familiar, por mucho que exista una imagen de él en el sentido contrario". "A él le gustaba estar cerca de sus niños y observar mucho a sus mujeres, jugaba con ellos y hasta dejaba de pintar para irse a almorzar con su familia; al igual que vivía para su obra, también amaba a su familia", ha añadido el heredero del pintor.