El fracaso del puesto callejero de Banksy
Sus obras alcanzan cifras récord en subastas y ventas de todo el mundo. Sin embargo, en un puesto callejero cualquiera, apenas tres personas pagan por llevarse a casa uno de los codiciados dibujos del misterioso Banksy.
La escena ha tenido lugar en la ciudad de Nueva York, donde el polémico grafitero instaló este domingo un puesto en Central Park en el que ponía a la venta varios de sus originales por un precio de 60 dólares (algo más de 44 euros). Ante la atenta mirada de un hombre sentado con gafas de sol y gorra blanca, que hacía las veces de tendero, los viandantes pasan en una y otra dirección sin casi reparar en los trazos del autor. Todos, además, estaban siendo observados por cámaras colocadas cerca del punto de venta, cuyas imágenes han quedado recogidas en un vídeo alojado en su web.
La jornada arranca a las 11.15 de la mañana, pero tendrían que pasar aún cuatro horas, hasta las 15.30, para que una mujer hiciera la primera compra del día: dos pequeños lienzos para sus hijos. El intercambio se cerró tras una negociación que se saldó con una rebaja del 50% en los cuadros.
A las 16.00 horas, será otra mujer quien pague por dos de las piezas del puesto. Por último, hacia las 17.30, un hombre de Chicago que está decorando su nuevo hogar en la ciudad se interesa por cuatro de los originales. "Sólo necesito algo para mis paredes", explica al vendedor. A estas horas, debe estar celebrando la que habrá sido una de las mejores compras de su vida.
Minutos después y con una recaudación de 420 dólares (unos 309 euros), el vendedor comienza a desmontar el pequeño puesto. Fin de la jornada.
El grafitero advierte en su página web que no repetirá la acción, adelantándose a una previsible avalancha de posibles compradores.
Temporada en Nueva York.
Esta acción de Banksy es sólo uno más de los trabajos que el artista desarrollará durante una temporada en la ciudad de los rascacielos, donde residirá de manera puntual. La primera de sus obras ha sido un grafiti que representaba a dos muchachos que incumplían la prohibición de dibujar en las paredes. Sólo unas horas después, el trabajo quedaba sepultado por otra pintura diferente.
El artista, conocido por su irreverente forma de hacer crítica social, también se ha paseado por las calles conduciendo un camión lleno de corderos de peluche. 'The Sirens of the Lambs' ha sido su peculiar manera de protestar contra el maltrato animal y las condiciones de las granjas industriales y mataderos.
Atendiendo a estos últimos movimientos, los neoyorquinos probablemente se pregunten cuál será la próxima sorpresa que les tenga preparada el enigmático grafitero.