Atrapada en el pasado
El Museo Picasso estrena en España una retrospectiva sobre Hilma af Klint, pionera de la abstracción.
Ser mujer y artista en la Europa de entresiglos no era nada sencillo. Y más si afirmabas que tu obra no era tuya, sino producto de experiencias esotéricas, de estados en trance en los que creabas dibujos automáticos dictados por el más allá. Tampoco era fácil ser una mujer del futuro atrapada en un pasado que no te entendía, una artista visionaria que se salía de los cánones que imperaban en esa época.
Esto es lo que vivió la artista sueca Hilma af Klint (1862-1944), a quien desde este lunes ya muchos consideran como la pionera en el arte abstracto. Hecho que recogen las más de 200 obras que conforman la exposición Hilma af Klint. Pionera de la abstracción, que se puede visitar hasta el próximo 9 de febrero en el Museo Picasso de Málaga y en la que, con datos y fechas, se corrobora que la artista sueca transitó por la abstracción años antes que sus colegas masculinos a los que se les atribuye el invento de esta corriente artística.
Su condición de mujer y artista, algo nada bien visto en su época, y el hecho de que ella misma se sintiera una incomprendida, hicieron que se mantuviera casi en el anonimato hasta bien entrado el siglo XX, cuando en 1986 su obra fue exhibida en una muestra en el Museo de Los Ángeles. A partir de ese momento su obra abstracta empezó a llamar la atención de los estudiosos del arte, quienes al fin pudieron acceder a la prolífica producción de Klint, quien realizó más de 1.000 obras.
Si bien llegó a ser reconocida como pintora naturalista y figurativa, su obra abstracta nunca fue expuesta mientras vivió. Af Klint dejó instrucciones en su testamento para que ésta no fuera mostrada al público hasta pasados 20 años de su muerte, ya que creía que solo en aquel momento podría empezar a valorarse o a entenderse.
Este deseo y el hecho de que Af Klint tampoco fue muy bien entendida por su familia, bastante religiosa y que no comulgaba con sus prácticas esotéricas y su afición a la teosofía desde su juventud, provocó que su extensa producción abstracta durmiera en el olvido durante muchas décadas.
“Para mi familia era como la oveja negra. No era tan reconocida por ser una mujer independiente, con sus propias ideas. Donó todas sus obras a mi padre, que se encontró con un problema enorme ya que no sabía qué hacer con sus pinturas. Por aquel entonces ninguna institución estaba interesadas en ellas”, explica Johan af Klint, sobrino-nieto de la pintora y presidente de la fundación que lleva su nombre.
“Ella hizo pinturas para el futuro hace 100 años, y tenemos la impresión de que ya hemos llegado al futuro y somos de los primeros que tenemos la posibilidad de ver su obra”, afirma la comisaria de la exposición, Iris Müller-Westermann, quien defiende sin fisuras que Hilma af Klint fue sin duda la pionera de la abstracción en detrimento de Kandinsky, Mondrian, Malevich o Kupka.
“A Kandinsky se le atribuye su creación por una obra fechada en 1911, pero ya en 1906 Hilma af Klint se había adentrado de lleno en esta corriente”, explica Müller-Westermann ante la series Caos primigenio (1906) o Las diez mayores (1907) que abren la exposición en el Museo Picasso de Málaga, obras en las que la artista sueca ya indaga mediante el cromatismo y el simbolismo en lo que ella calificaba como “imagen primigenia”, conciliadora de opuestos y reflejo de la unidad de la que, a su juicio, todo procede.
“En su época los hombres podían hacer de todo: crear, producir, experimentar… Mientras, a las mujeres solo se les reservaba el papel de reproductoras… Y esta mujer decidió producir, intentar explicar el mundo desde una forma de verlo que resultó demasiado revolucionaria para su tiempo”, señala el director artístico del Museo Picasso Málaga, José Lebrero, quien se muestra satisfecho de que la pinacoteca malagueña celebre su décimo aniversario este próximo domingo acogiendo en sus salas esta ambiciosa exposición inédita en España y que tras su paso por Estocolmo y Berlín se exhibirá el año que viene en Dinamarca.