Las subastas de Nueva York prometen una velada de record
Un perrito gigante de acero inoxidable o la imagen simplista de una botella de Coca-Cola, entre las obras por las que se pujarán.
Un perrito gigante de acero inoxidable naranja que parece hecho de globos o la imagen algo simplista de una botella de Coca-Cola protagonizan hoy, día fuerte de las subastas de Nueva York, una velada que promete ser sonada en el cada vez más frenético mundo del arte. Las esperanzas de la superpoderosa casa Christie’s pasan por batir el récord conseguido el 15 de mayo, cuando se vendieron obras por valor de 495 millones de dólares.
Menos espectacular, pero más consistente en sus aspiraciones monetarias, se erige un tríptico de Francis Bacon; un retrato de Lucian Freud titulado Three Studies of Lucian Freud. La pieza, de 1969, podría superar el récord del artista, que data de 2008 y está fijado en 86,3 millones de dólares.
El perrito es una obra de Jeff Koons y se titula Balloon Dog (Orange). Podría pulverizar, con un precio de 50 millones de dólares, el récord a una obra del mismo autor, fijada de momento en 33,7 millones por un cuadro de unos tulipanes. El refresco es un warhol y parte de con una estimación entre 40 y 60 millones de dólares.
Todo esto no vendría sino a confirmar el espasmódico momento que vive el mercado del arte en los últimos tiempos, que sorprendió este año con otro hito: la venta de El sueño (1932) de Pablo Picasso. Fue por 120 millones de euros que cambió de manos entre dos particulares y ya cuenta como la mayor transacción de estas características nunca celebrada en EE UU y la segunda de la historia del arte mundial (por detrás de un Cézanne, adquirido en 2011 por la familia real de Qatar por 191 millones de euros). Y no solo causó gran conmoción en distintos escenarios (desde las casas de subastas a los despachos de los museos o el parqué de Wall Street), sino que dejó tras de sí un reguero de preguntas que mantiene (pre)ocupados a los expertos: ¿Se ha vuelto loco definitivamente el mercado? ¿Ha tocado techo el valor de ciertas obras o en este caso, y como cantaban The Temptations, solo el cielo es el límite? Y sobre todo… ¿Por qué el arte se comporta como uno de los pocos órdenes de la vida que no parecen afectados por el mustio clima económico general de este quinto año de la Gran Recesión?
“El mercado del arte ha encogido un poco, un 7%”, ha explicado a este diario Georgina Adam, editora de The Art Newspaper y autora de la columna The Art Market, esencial termómetro del sector publicado cada sábado en Financial Times. “Lo que esa caída disfraza es un mercado tremendamente fuerte en unas partes y asombrosamente débil en otras. Lo que corresponde a lo más exclusivo está en plena ebullición. Solo hay que mirar la lista de los billonarios de Forbes, que este año ha marcado un récord: existen 1.426 en el mundo. Muchos de ellos, cuando se trata de invertir, recurren al arte, porque sí, pueden tener un coche, casas, mansiones para esquiar… pero una obra es irremplazable. Para ellos, es como una caza de trofeos. Y me temo que no hay demasiado amor al arte implicado en la ecuación”.