Lola Gavarrón y Liz Lipton nos descubren al gran maestro Balenciaga
El viernes fue un día muy especial en el I|Art. En el ecuador del Monográfico de verano “Grandes Creadores de la Moda” le tocaba el turno a dos de los más grandes de la Historia: Christian Dior y nuestro eterno Balenciaga. Y todo ello a cargo de una ponente excepcional: Dña. Lola Gavarrón, cuyo prolijo bagaje y especial visión del mundo de la moda, auguraban dos horas de entusiasmo y poesía.
Escuchar a Lola hablando de las grandes hazañas de la moda te hace transportarte al mismo momento en que todo ocurrió. La génesis de los grandes genios. Pero en esta ocasión, otra faceta de la vida de Balenciaga nos aguardaba. Al comienzo de la ponencia, hizo aparición en el aula una mujer entrañable, especial, casi como envuelta en un aura mística que te obliga a escudriñar cada uno de sus rincones. Era Liz Lipton (Elizabeth Wittlin Lipton), una mujer que desde 1955 vive a caballo entre Madrid y Nueva York, donde ejerce como artista visual, una faceta que desarrolla principalmente como destacada diseñadora de interiores y de escenografía teatral.
Entre otras hazañas, Liz Lipton ha escrito e ilustrado el libro de sus memorias sobre su experiencia familiar y personal en la Segunda Guerra Mundial, la ocupación nazi de Varsovia y el azaroso viaje por Europa huyendo a Estados Unidos, donde adquirió la ciudadanía norteamericana. Buena parte del libro está dedicado precisamente a su amor por España.
Dentro de su azarosa vida, Liz tuvo la gran suerte de compartir momentos con el bien apodado “Arquitecto de la Moda”, el gran Balenciaga. Afortunada poseedora de algunos de sus ejemplares y espectadora de muchos de sus desfiles, su pasión por la cultura de España quedaba patente en la emoción con la que hablaba. Tener el testimonio de primera mano de la vida de uno de los grandes couturiers de todos los tiempos, no hace sino sentirse partícipe de la propia Historia. Liz, Lola; Lola, Liz, gracias por acompañarnos y hacernos disfrutar, compartiendo aunque sólo fueran dos horas de vuestras vidas.
