Tormenta de ideas (culturales)
En el marco del V Congreso Iberoamericano de Cultura, se celebra el concurso «Emprende con cultura» en el que hoy se presentarán proyectos innovadores, relacionados con el mundo digital, procedentes de más de veinte países.
Tres minutos. Ese es el tiempo que tiene cada uno de los finalistas del concurso «Emprende con cultura» para convencer al jurado de que su proyecto es el mejor de los 21 que han llegado hasta el último tramo (en total se presentaron 550 preoyecto). El certamen se celebra en el marco del V Congreso Iberoamericano de Cultura que tiene lugar en Zaragoza hasta mañana viernes. Seis de ellos resultarán ganadores en una de las siguientes categorías: ideas más innovadoras, proyecto con menos de tres años de vida, con más de tres años, al más social, al emprendedor más joven y al emprendedor senior. Los galardones serán entregados mañana por el Príncipe de Asturias.
Los 21 proyectos seleccionados –procedentes de otros tantos países de Iberoamérica– giran alrededor del desarrollo tecnológico educativo, la investigación científica, las artes escénicas, el turismo, la edición digital, la antropología y la ecología. Unos nacen ya con carácter global, mientras que otros se asientan en la propia tradición con la intención de reivindicarla y mostrársela al resto de mundo.
Google Earth y el juego de pelota maya.
Así, el arquitecto Alejandro Ascuasiati (53 años), de República Dominicana, ha diseñado en «Santo Domingo Colonial en Google Earth» un programa que nace de sus tres pasiones, «la arquitectura, la comunicación y la docencia» y que reconstruye en 3D edificios míticos de una ciudad «que es la cuna de América. Es la más antigua y para los americanos implica un valor cultural importante. Tenía que estar ahí. Sirve además de plataforma para desarrollar un proyecto de gestión urbana y de turismo, y también educativo», señala.
Por su parte, Daniel Monroy (32 años), de Guatemala, es diseñador gráfico y ha creado una aplicación en 3D basada en el juego de pelota maya. «En Guatemala hay mucha pérdida de identidad cultural, no valoramos lo que tenemos –explica–. Yo venía trabajando en estrategías digitales para empresas y se me ocurrió crear un proyecto que demostrara que en Guatemala había capacidad de hacer productos de alcance global. Así desarrollamos un juego que permite adaptar una historia tradicional de manera digital y al mismo tiempo de forma entretenida». Un juego que puede convertirse «en un incentivo para conocer más de nuestra historia. Guatemala es un país pequeño, así que nos planteamos cómo llegar al mundo de una manera rápida».
Una moneda para el consumo cultural.
Con más vocación global nació el proyecto «Creanexus», que presentará la abogada uruguaya María Balsa (41 años), especializada en Propiedad Intelectual. Se trata de una herramienta que permita «democratizar la cultura» defendiendo los «derechos» de los creadores. «Hemos detectado que el sector creativo -desde una artesaria a una obra multimedia- tiene la necesidad de encontrar formas sencillas, ágiles y de bajo costo para la protección desde el inicio del proceso creativo, que es cuando precisamente uno no cuenta con los recursos para esa protección». ¿Y cómo evitar la pirateriá? «Dando un acceso legítimo fácil a las creaciones, así no hará falta hacerlo de manera ilegítimo», explica María que reconoce que será difícil explicar en tan solo tres minutos su proyecto. «Sobre todo para nosotros los abogados, que estamos acostumbrados a hablar bastante», bromea.
Alejandro Valdez (28 años), de Paraguay, es comunicador social y ha llevado a Zaragoza «Kurtú», una moneda virtual exclusiva para bienes culturales que se genera a través de la compra de productos de consumo «cotidiano» que llevan en sus envases un código que se puede leer y se transforma en un valor determinado de esta moneda, que «los consumidores pueden capturar a través de sus teléfonos móviles y que se pueden transformar en entradas para el teatro, conciertos de música...». El proyecto está todavía «en pruebas con ciertos productos, usuarios y artistas. La intención es que las primeras pruebas públicas tengan lugar a principios del próximo año».
En España, el proyecto seleccionado, «Bandeed», lo defiende Antxo Armada (26 años), ingeniero de telecomunicaciones que está acabando el grado de Administración y Dirección de Empresas. Se trata de una plataforma web de conciertos bajo demanda, basada en el concepto de crowdfunding, que permite la colaboración de músicos, fans y salas. A diferencias de otras propuestas similares que ya funcionan en nuestro país, «Bandeed» es una herramienta «que sirve para cualquier artista, sala o promotor. Completamente autogestionable. Las experiencias que están funcionando en España actúan más como promotores, pero en nuestra plataforma es el propio artista quien puede generar su propia comunidad y gestionar conciertos sin necesidad de intermediarios», subraya.
Hervidero de intercambio de ideas.
Para los seleccionados la experiencia que están viviendo estos tres días supone ya un premio a sus esfuerzos, se lleven o no a casa uno de los galardones, pues estas jornadas se han convertido en un hervidero de intercambio de ideas que promete establecer lazos firmes y duraderos más allá de este congreso y de nuestras fronteras.
«No se cuál ha sido el ingrediente pero todos hemos puesto algo para que la hermandad entre nosotros prenda. No hay disputas. Hay competitividad, sí, críticas, también, pero vistas desde un punto de vista constructivo. La dinámica de ayuda ha sido de llorar», confiesa Ascuasiati. «Está siendo muy emocionante».
Un ejemplo de trabajo en equipo que, de ser contagioso, contribuiría a poner en pie y llevar adelante muchos proyectos. «Nosotros hemos discutido ya dos direcciones de hacia dónde va esto: una, hacia dentro del grupo; y otra hacia fuera, que dependerá de lo que pueda pasar en el concurso y las relaciones que se puedan establecer. También hay otra intención, la de mantener un círculo de relaciones entre nosotros, incluyendo a Portugal, aunque esté un poco más lejos».
¿Iberoamérica tiene muchas ideas que aportar al resto del mundo? «Hay mucho potencial aquí. Estoy encontrando geniecillos de 21 años que cualquier día los veos al lado de Bill Gates», bromea Ascuasiati.