'Intentamos salirnos de los parámetros morales del arte'
Los polémicos hermanos Chapman exponen por primera vez en un museo de Londres.
Es un día frío en Londres, no obstante, Dinos Chapman lleva las mangas de la camisa arremangadas hasta los codos. En los antebrazos enseña tantos tatuajes como agujeros tiene un colador. Dinos es normalmente el hermano callado. Junto a él, Jake, el más hablador y menos tatuado, arropado con una gruesa chaqueta. Los hermanos Chapman, artistas visuales, son polémicos por los líos que han tenido con periodistas, pero sobre todo por el tipo de arte que fabrican: provocador, impío, pornográfico, obsceno, subversivo, ofensivo, repulsivo y otros sivos, arte del que atrae y repele.
"Los parámetros del arte, especialmente los parámetros morales, están fijados y se repiten hasta la saciedad, por eso, nosotros intentamos evitarlos y salirnos de ellos, no sé si lo conseguimos, pero intentamos hacerlo, en eso estamos: dándonos cabezazos contra la pared", explica Jake a EL MUNDO en medio de la primera exposición que hacen los hermanos en un museo de Londres. Toda la nueva Serpentine Sackler Gallery, en el centro de Kensington Gardens y Hyde Park, para ellos.
Esculturas, pintura, música, literatura, dibujos, películas y hasta atroz taxidermia, una serie de animales disecados y copulando de mayor a menor; el zorro penetra al conejo, el conejo a la liebre, la liebre a la rata y la rata al ratón. ¿Es la versión lasciva de la metáfora del pez grande que se come al pequeño o de la jerarquía política y administrativa? Cuervos disecados observan desde lo alto de una parte de la exposición.
En la muestra Come and See (Pasen y vean), cuyo título ha sido tomado de una película rusa que, obviamente, impactó a los hermanos ingleses, pululan en abundancia encapuchados con túnica de color blanco y sombrero de capirote a modo de los ku-ku-klan. Las esculturas de encapuchados de los Chapman llevan todos vistosos calcetines de rayas de colores con sandalias. "Si al horror le colocas algo de humor, deja de ser tan horrible, con el humor se pueden radicalizar las ideas porque cuando más lo reprimes más estimulante resulta el humor", cuenta sin inmutarse Dinos.
Los Chapman llevan 20 años dándole vueltas a Los desastres de la guerra de Goya e incluso compraron uno de sus cuadernos de aguafuertes para transgredirlos pintando narices de conejo, cabeza de perro o de payaso, bigotes, barbas u orejones sobre los originales. El cuaderno original de Goya alterado por los Chapman es propiedad del tenista John McEnroe. "Aquí Goya está en todas partes", asegura Jake extendiendo el brazo y apuntando desde una parte de la galería al otro extremo de las salas. ¿Han reproducido a Goya en tres dimensiones? "Sí", contesta Jake con contundencia para añadir que "ésa es una buena manera de definir esta exposición".
La guerra que pintó el artista de Fuendetodos no es ninguna de la que recrean los Chapman. Ellos montan vitrinas con minúsculas, abundantes y artesanales figuritas que forman ejércitos de soldados mutilados, sangre, destrucción, muerte y referencias al cristianismo y al consumo -el signo M de la hamburguesería más internacional- sobre una montaña de cadáveres al estilo de los pintados por Goya, pero de distintos materiales. La guerra no es la misma, pero la carnaza sacrificada sí lo es.
"Hemos tardado unos seis meses para hacer esta pieza, pero cada vez nos cuesta menos tiempo hacerlas" dicen apuntando a The Sum of All Evil (La suma de todos los males), de 2012-13, un paisaje de guerra, violencia y carnicería humana con los símbolos del cristianismo en plena batalla. Dinos cuenta que "en el estudio donde trabajamos te divorcias del mundo, te olvidas que afuera hay otro mundo, y cuando sales del taller caes en la cuenta de que hay otro universo paralelo y distinto al de dentro".
La pareja de artistas que trabaja al unísono se dio a conocer a principios de la década de 1990 con el grupo de YBA (Jóvenes Artistas Británicos) patrocinado por el galerista y marchante Charles Saatchi.
La muestra incluye una serie de retratos victorianos a los que Jake y Dinos han puesto su marca con un ojo desfigurado, una nariz al estilo de Pinocho o una frente arañada. Así construyen ellos su propia historia del arte.