Estados Unidos celebra a Sorolla
“Sorolla and America” del Museo Meadows recoge los cuadros que el pintor realizó o vendió en este país, muchos de ellos jamás exhibidos antes, y glosa su aventura americana.
Cuando en 1908 el filántropo e hispanista Archer Milton Huntington invitó a Joaquín Sorolla a exponer su trabajo en la sede de la Hispanic Society en Nueva York, la institución que el mecenas acababa de fundar, el pintor valenciano no lo pensó dos veces y, un año después, viajaba a la Gran Manzana acompañado de sus lienzos. Las incipientes fortunas del país quedaron prendadas con su forma de atrapar la luz y capturar la intimidad de las escenas cotidianas. La exhibición de Nueva York fue un éxito de público y critica que se repitió de nuevo en Búfalo y Boston. En 1911, regresaría de nuevo para pintar un gigantesco mural en la Hispanic Society sobre las Provincias de España. También visitó Saint Louis y Chicago, donde impartió clases en el Art Institute. Durante su aventura americana, Sorolla no sólo apuntaló su prestigio internacional como artista, también pintó y vendió alrededor de 400 obras, parte de las cuales podrán ser contempladas -muchas de ellas por primera vez- en la exposición Sorolla and America, en el Museo Meadows de Dallas del 13 de diciembre al 19 de abril. La muestra viajará hasta España de la mano del Museo de San Diego y la Fundación Mapfre.
“Con la muestra exposición vamos a celebrar a Sorolla. Se va a poder apreciar al artista de manera global, con sus trabajos de gran formato, sus pinturas al aire libre, los retratos, los cuadros de temática social, los estudios pequeños o los bocetos que dibujaba sobre las servilletas de los restaurantes de Nueva York y Chicago", cuenta en conversación telefónica Mark Roglán, director del Meadows. “EE UU fue fundamental para la carrera del artista. Él, por su parte, era un punto fue un punto de referencia en la historia del arte español, y eso es lo que se está revisando en profundidad en esta muestra”, puntualiza. Sorolla and America recoge alrededor de 160 obras que el artista pintó o vendió exclusivamente en EE UU, muchas han estado siempre en manos privadas y en el caso de 40 de las piezas en exhibición, ésta será la primera ocasión en las que serán mostradas al público.
“Los estudios para el cuadro de Colón [Colón abandonando Palos], nunca se han visto juntos y recogen el proceso creativo de Sorolla. Tampoco han sido expuestos antes muchos de los retratos americanos que pintó mientras estuvo en EE UU”, explica Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del artista y cuyo trabajo de investigación y localización de muchas de estas obras ha sido esencial para poder completar la muestra. “Cualquiera de esas pinturas a personajes americanos son absolutamente novedosas, son espléndidas y van a producir una enorme curiosidad”, asegura.
Entre esos retratos a los que se refiere Pons-Sorolla se encuentra el del presidente de EE UU, William Taft, o los de importantes magnates de la época como Louis Comfort Tiffany, que Sorolla pintó en su segunda visita a EE UU. La entidad de las personalidades a las que pintó es un ejemplo del interés y consideración que tenía Sorolla en este país. Una admiración que era mutua. “Sorolla decía que la luz de Nueva York se parecía a la de Madrid y para él estar en esa ciudad era como estar en casa, algo que no era habitual, ya que cuando viajaba a otros lugares, como París o Inglaterra, siempre se quejaba por la diferencia de luminosidad”, explica su bisnieta.
El pintor reflejó su fascinación por Nueva York en una serie de vistas aéreas que esbozó desde su elevada habitación en el hotel Savoy, donde se hospedó, y que también podrán verse en su totalidad en la exposición. “Se trata de recuerdos íntimos que realizó para rememorar un momento preciso, que están pintados con completa libertad y que, por ello, son de una modernidad enorme”, destaca Pons-Sorolla.
Sorolla and America recoge la influencia que EE UU dejó en el pintor. En su segundo viaje llevó cuadros realizados pensando específicamente en el gusto americano. Aunque su primera exposición en Nueva York fue un éxito impresionante, la visitaron una media de 150.000 personas diarias, Sorolla ya había captado desde mucho antes la fascinación del público estadounidense. “En EE UU tuvo una recepción muy temprana. Otra Margarita se expuso en la Columbus Exhibition de Chicago en 1893 y fue adquirida por la Washington University de Saint Louis. Fue el precio más alto que se pagó por una obra de Sorolla”, explica Roglán.
A finales del XIX, el interés por España y su cultura había prendido entre la sociedad estadounidense. Las grandes fortunas estaban empezando a amasar sus colecciones de pintura con Velázquez, Grecos y Goyas. En 1900, Sorolla había ganado el Grand Prix en la Exposición Universal de Paris y ya era un referente de la pintura española en EE UU. “Entonces formaba parte del panteón de los grandes artistas del momento y tuvo la visión no sólo de enviar su obra a Nueva York, sino de acudir él mismo. En EE UU eso fue toda una revolución, permitiendo a los mecenas poder acceder no sólo a sus trabajos sino al propio artista”, señala el director del Meadows.
“Sorolla volvió locos a los americanos por el modo de representar la luz, por el optimismo que él representaba en sus lienzos y por el amor a su patria, que aquí se entiende muy bien”, explica Pons-Sorolla. Además de los cuadros, otra de las joyas de la exposición es su catálogo, editado por Ediciones El Viso, en el que la bisnieta del pintor ha recogido las frases, pensamientos e impresiones de su bisabuelo sobre EE UU, entre ellas, su premonición de que éste iba a ser el país que dominara el mundo. El libro incluye un apéndice con toda la obra que Sorolla vendió en EE UU, sus compradores originales y una reproducción fotográfica de las mismas. De las alrededor de 400 trabajos recogidos en ese apéndice, 200 (la mitad, prácticamente) no están localizados. “Esperamos que la publicación del catálogo ayude a que afloren”, dice Roglán.
Sorolla fue un pintor universal que obtuvo en vida un reconocimiento mayor y más inmediato fuera de España que en su propio país. Hasta la llegada de Picasso, Sorolla era el pintor que más éxito había cosechado y del que pudo disfrutar mientras vivió. La exposición del Meadows recoge ese momento. “Va a ser una revelación para quienes no han descubierto todavía al pintor y una sorpresa para quienes si ya lo conocen porque podrán apreciarlo de una manera que jamás se ha visto hasta ahora y celebrar a uno de los grandes artistas españoles de todos los tiempos y su intensa relación con EE UU”, observa su director.