Mil años de esplendor en la Alhambra
Una gran exposición con más de 300 piezas celebra en el monumento nazarí el Milenio del Reino de Granada.
Desde símbolos de poder como el sayo que llevaba Boabdil cuando fue capturado en Lucena, hasta los sencillos adornos de una novia almohade del siglo XIII. Algo tan pequeño como unas figuritas animales de juguete, o tan grande como el brocal de un pozo. Más de 300 piezas, entre obras de arte, joyas, telas, elementos arquitectónicos y ornamentales, documentos e instrumentos científicos, constituyen «Arte y culturas de Al-Andalus. El poder de la Alhambra».
La exposición, inaugurada ayer por la presidenta andaluza, Susana Díaz, constituye la actividad estrella de la celebración del Milenio del Reino de Granada y agrupa, por primera vez en el monumento, objetos andalusíes dispersos en 70 instituciones museísticas de la Península Ibérica. La muestra, que podrá ser visitada de forma gratuita hasta el 30 de marzo, ha sido organizada por el Consorcio del Milenio, el Patronato de la Alhambra y el Generalife y la Fundación El Legado Andalusí.
Rafael López Guzmán, catedrático de Historia del Arte de la UGR y comisario de la exposición, explicó que es fruto de cuatro años de trabajo y constituye «un viaje al conocimiento y a la cultura de Al-Andalus, desde el teórico año de la fundación de la ciudad de Granada en época zirí, en 1013, hasta su conquista por los cristianos en 1492». En ese periodo, resaltó, se entrelazan las relaciones entre diferentes culturas y territorios, con aportaciones musulmanas, cristianas y judías.
Aunque Granada y su reino conforman el núcleo principal, las piezas proceden de todos los rincones de un Al-Andalus «cada vez más pequeño». López Guzmán destacó el ajuar de Boabdil, compuesto por una marlota -una especie de sayo-, polainas, babuchas y cinturón. Otro objeto relacionado con el Rey Chico es la capitulación que firmó con Isabel y Fernando, por la que abandonó las Alpujarras y se exilió a Fez.
La directora del Patronato de la Alhambra, Mar Villafranca, subrayó que la exposición, a través de estos enseres, homenajea a un sultán que, gracias a su decisión de rendir la fortaleza, logró salvarla. «El pacto de Boabdil con los Reyes Católicos hizo posible que la Alhambra se conservara y no fuera destruida como otras plazas de la guerra. Hoy acogemos a Boabdil de un modo simbólico».
Inspiración permanente.
La exposición se organiza en torno a siete secciones, en cuatro salas correspondientes a la capilla y la cripta del Palacio de Carlos V. Se trata de «Desde el Milenio: miradas de Al-Andalus», con piezas singulares; «Sociedades y culturas», una referencia a la evolución cultural a través de los objetos cotidianos; «Granada andalusí», centrada en los cambios urbanísticos y arquitectónicos de la ciudad; «Diwán de las artes», con algunas de las obras más preciosas del arte hispano-musulmán; «Documentos árabes granadinos», que incluye cartas, tratados y escritos diplomáticos y oficiales; y «El poder de la Alhambra», que muestra la capacidad de fascinación del monumento en los últimos 500 años a través de grabados de viajeros, pinturas y fotografías, sin olvidar su uso como plató cinematográfico.
La última sección es la propia Alhambra, para cuya visita es necesario disponer de tique de entrada. La dirección del monumento ha puesto a disposición del público piezas restauradas y espacios que habitualmente permanecen cerrados, como el Peinador Bajo o la Sala de las Camas. «Hemos querido dialogar con ella desde el presente y desde el pasado: es el objeto más importante de la exposición», dijo el comisario.
El poder de la Alhambra al que hace referencia el nombre de la muestra, recordó, no es su valor militar o político, sino «su capacidad de sugerir e inspirar, incluso a las generaciones actuales». «Seguimos aprendiendo de los alarifes de la Alhambra», aseguró López Guzmán.