El lado oscuro de Norman Rockwell
Una reciente biografía desmonta el mito del artista, espejo de la clase media estadounidense a lo largo del siglo XX.
«Cuando los estadounidenses pensaban en Norman Rockwell, imaginaban al hombre que habían visto en el telediario: un tipo de Vermont agradable y relajado. Ese personaje era alguien que ni el propio artista conocía». Así termina uno de los capítulos más intensos de «American Mirror. The life and art of Norman Rockwell», biografía del artista escrita por Deborah Solomon que recientemente ha sido publicada en Estados Unidos. El libro ha provocado una airada reacción por parte de la familia de Rockwell debido a las insinuaciones de homosexualidad e «instintos pedófilos» que se deslizan en sus páginas.
En el libro, de casi 500 páginas, la autora aborda el lado más oscuro del que fuera uno de los artistas estadounidenses más importantes y populares del siglo XX. Reflejo del ideal medio americano, Norman Rockwell (1894-1978) encarnaba como nadie el patriotismo y orgullo estadounidense, hasta convertirse en el artista americano más querido por la mayoría de sus compatriotas. Una mayoría que ahora, a punto de cumplirse 120 años de su nacimiento, ve cómo se resquebraja el mito debido a esta biografía.
En ella, Deborah Solomon plantea la cuestión de si Rockwell era gay, al asegurar que «demostró una intensa necesidad de cercanía emocional y física hacia los hombres». La autora llega a sugerir que sus tres matrimonios habrían sido una estrategia para «controlar sus deseos homoeróticos».
Solomon destaca las connotaciones homoeróticas de obras como «Sailor Dreaming of a Girlfriend», «Before the shot» y «The Runaway», y describe como «enamoramiento romántico» lo que Rockwell sentía hacia el ilustrador Joseph Christian Leyendecker. Con respecto a los «instintos pedófilos», Deborah Solomon escribe que «debemos preguntarnos si el complicado interés de Rockwell por representar a niños preadolescentes estaba ensombrecido por impulsos pedófilos».
La familia se defiende.
Todo ello ha hecho que la familia del artista haya iniciado una campaña en contra del libro y su autora. El pasado 3 de diciembre emitieron un comunicado ante «las declaraciones falsas y sin fundamento hechas por Deborah Solomon en su biografía». Según los Rockwell «el libro se inventa una vida ficticia» e «intenta falsificar todo lo que el mundo sabe». Con respecto a la homosexualidad y pedofilia, la familia asegura que la autora no cuenta «con una sola prueba aparte de sus conjeturas insostenibles». «No hay base para tal especulación», rematan.
Según explica la familia, ellos cooperaron «plenamente con la señora Solomon, con total transparencia y confianza». «Hace serias malinterpretaciones y omite el material importante, por lo que cae en muchos errores y ficcionaliza incidentes». La familia de Rockwell pide que «las conclusiones» del libro sean «escrutadas» y considera que el propósito de la autora era «la publicidad, el enriquecimiento y el engrandecimiento».
Ante tales acusaciones, Deborah Solomon se muestra tranquila y cauta en conversación con este periódico. «Creo que las frases han sido sacadas de contexto. Los que lean mi libro van a entender lo benevolente y perspicaz que es mi enfoque. Mantuve una relación muy cordial con la familia los doce años que trabajé en la biografía. Espero que lleguen a ver que mi libro no es sobre sexo, sino sobre el gran lugar que Rockwell ocupa en el arte americano».
Y es que, como advierte su autora, el libro no se detiene en el aspecto meramente sexual. Esa es solo una pequeña parte del complejo y revelador ejercicio que Solomon plantea sobre la vida de Rockwell. Una vida llena de ansiedad, depresión y soledad, con profundos sentimientos de abandono, fracaso e incapacidad. La biógrafa describe al artista como reprimido e incapaz de amar, una persona de «tendencias complicadas» y «dependencias extremas». Hipocondríaco hasta la médula y obsesivo del orden y la limpieza, murió a consecuencia de un enfisema cuando ya hacía varios años que padecía demencia.