Mil años de embrujo andalusí
La exposición Arte y culturas de Al-Andalus: El poder de la Alhambra pone el broche final a la conmemoración del primer milenio del Reino de Granada.
Este año se ha cumplido un milenio desde la fundación del Reino y la ciudad de Granada, fundados en 1013, y, como colofón a un programa repleto de conmemoraciones, la exposición Arte y culturas de Al-Andalus: El poder de la Alhambra rinde honores al legado hispanomusulmán en la emblemática ciudad palatina andalusí levantada sobre la colina de la Sabika. De este modo, la Alhambra es a la vez continente y pieza fundamental de la exposición, abierta al público hasta el 30 de marzo, ya que transitar por sus dependencias significa pasear por la historia del reino musulmán.
El reino zirí de Granada fue fundado en 1013. Fue una de las primeras taifas surgidas en el proceso de desintegración del califato de Córdoba y desapareció al ser conquistado por los almorávides en 1090. Tras la dominación de estos y de la posterior etapa almohade, en 1238 volvió a resurgir como reino independiente con la dinastía nazarí. En ese año comenzó la construcción de la Alhambra, cuyas numerosas dependencias fueron levantadas progresivamente hasta principios del siglo XV. Ya en manos cristianas, Carlos V injertó en el complejo su palacio real de estilo renacentista -vanguardista para la época-, rompiendo por completo la fisonomía de la Alhambra como símbolo del triunfo de la cristiandad sobre el islam. Este palacio es, paradójicamente, la sede que alberga la exposición sobre la evolución histórica, política, cultural y social del último emirato andalusí.
300 piezas conforman la exposición, que ha llevado cuatro años de trabajo, según nos explica uno de los comisarios de la muestra, Rafael López Guzmán, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Granada. “Lo más laborioso ha sido la búsqueda de objetos artísticos que fueran capaces de transmitir una idea amplia de lo que fue Al-Andalus”, reconoce. Entre las piezas más valiosas figura el ajuar de Boabdil, último rey de Granada, en el momento de su captura en Lucena en 1483, compuesto por marlota -especie de túnica-, calzado, polainas, espada y estoque real, cedido por el Museo del Ejército de Toledo. También destaca el manuscrito de las capitulaciones definitivas entre los Reyes Católicos y Boabdil, por las que este abandona su señorío en 1493 -un año después de la caída del reino- y cruza “allende”, es decir, al Norte de África.
Otra importante pieza histórica se expone en la Alhambra: las llaves de la ciudad de Sevilla, cedidas por la catedral hispalense. Son las mismas que, según la tradición, le entregaron musulmanes y judíos al rey castellano Fernando III cuando tomó la ciudad en 1248. “Todo el poder pertenece a Dios”, reza en árabe una de ellas, dando forma a sus dientes. Su compañera, en latín, anuncia: “Dios abrirá, rey entrará”.
Entre las piezas que retratan la vida cotidiana de los hispanomusulmanes, reunidas en la sala “Sociedades y culturas”, destaca un “tesorillo” de la época almohade, probablemente perteneciente a una novia. Además, el comisario llama la atención sobre un tintero nazarí con una exquisita trama decorativa que, ampliado, ha servido como base para el diseño gráfico de las salas expositivas. Esta pieza, para López, encierra un importante valor metafórico: “Si hay algo que ha conservado el patrimonio de Al-Andalus, es la tinta. Con ella plasmaron sus conocimientos los historiadores, los literatos, los geógrafos y los científicos”.
La sección “Granada andalusí” está dedicada a la evolución urbanística de la ciudad del siglo XI al XV, representada por capiteles, zapatas, cerámicas con variadas técnicas y decoraciones, yeserías o lápidas. Por su parte, la sala “Diwan de las artes”, muestra preciosas piezas de artesanía hispanomusulmana, como arquetas, ataifores -platos hondos ornamentados-, fragmentos de estuco y bajorrelieves.
El “poder de la Alhambra” al que alude el título de la exposición no tiene connotaciones políticas o militares, sino que se refiere a la enorme influencia que el conjunto monumental ha ejercido, como fuente de inspiración, en la cultura y las artes desde la conquista de Granada por los Reyes Católicos hasta nuestros días. Escritores, artistas y viajeros han quedado hechizados por su magnificencia en todos estos siglos, como demuestra la última sala de la exposición, que exhibe una partitura manuscrita de Noches en los jardines de España, de Manuel de Falla, un paisaje de Degrain y un cuadro de José Guerrero, entre otras creaciones artísticas de los últimos 500 años inspiradas en la cultura y los monumentos andalusíes. Lo explica el catedrático: “Desde la caída del reino nazarí de Granada, la Alhambra ha sido siempre un referente cultural, tanto en los siglos XVI y XVII como para los románticos del XIX y ya en el siglo XX para fotógrafos e incluso cineastas, por no hablar del legado inmaterial de Al-Andalus en nuestro vocabulario y nuestra gastronomía”.
“Aunque la alta cultura siempre ha tenido muy presente la importancia del período andalusí, hay que esperar a la llegada de la democracia para que se potencie esa idea y entender que somos tan herederos de los Reyes Católicos como de Abderramán III o Muhammed V”, asegura el comisario.