Los robos en iglesias surten el tráfico ilegal de obras de arte
El Obispado de Ourense tiene constancias de docenas de saqueos patrimoniales desde los años 70, en algunos casos de piezas de los siglos XVII y XVIII, que los ladrones modifican para su venta
El registro de robos en la Diócesis de Ourense se remonta a 1978. Ese año, en la iglesia de San Paio de Abeleda (Castro Caldelas), desaparecieron una imagen de San Roque y un crucificado, ambos de madera policromada y de origen barroco. Desde entonces hasta hoy se han producido decenas de saqueos al patrimonio histórico que han venido surtiendo, según la Fiscalía Superior de Galicia, 'a redes de tráfico ilegal de objetos religiosos'.
Sólo durante el pasado año, el Obispado de Ourense tiene constancia de cuatro saqueos. En la iglesia de Ganade (Xinzo), sustrajeron distintos elementos litúrgicos; en la capilla del Divino Salvador de Medeiros (Monterrei), una talla de San Antonio, un frontal y un cáliz; en Armariz (Nogueira) tres cálices de plata, y en Parada de Amoeiro un 'peto de ánimas'. 'No contamos los robos de objetos sin valor histórico relevante, ni objetos tales como sistemas de megafonía, grupos eléctricos, incensarios o incluso dinero en efectivo. Tampoco tenemos en cuenta los actos vandálicos o profanaciones. Sólo robos del patrimonio histórico', señala Miguel Angel González, delegado diocesano de Patrimonio.
La sonata mantiene la partitura en 2008, con cinco robos. Dos, sangrantes, cuando desaparecieron en Barrán (Piñor de Cea) las tallas de San Lázaro y San Roque, ambas del siglo XVIII, y en Monterrei la tallas de Nuestra Señora, del siglo XVII, y de San Antonio de Padua, del XVIII (posteriormente recuperadas). En 2010 se han producido ataques como el de la iglesia de Piñor (Barbadás) donde llueve sobre mojado con más de seis robos. En agosto, en un solo fin de semana, los ladrones entraron en la iglesia y la capilla de Santa Mariña de Rioseco (Calvos), y en la capilla de la Aparecida de San Andrés de Porqueirós (Muíños), de la que desapareció la imagen de la virgen de Covadonga.
Guardia Civil y fiscales tienen claro que detrás de los robos está la intención de introducir objetos de valor en el mercado negro. Es común que la Guardia Civil centre sus pesquisas 'en las subastas de obras de arte, sobre todo las que se realizan a través de internet, y mercados de anti
güedades', aunque 'es difícil identificar y detener a los autores'. Pero también es complejo identificar y recuperar el material sustraído. Representantes del Obispado acudan a subastas, en ocasiones en Portugal, donde 'recalan muchas de las piezas'. Pero 'es difícil seguirle la pista -afirma Miguel Ángel González- porque muchas veces las desfiguran, las cambian, las repintan. En el caso de retablos robados, se parcializan y se venden en piezas. Sigo con interés el mundo de las subastas de arte y veo que en ocasiones aparece una columna, una hornacina, que son fragmentaciones de retablos, que descontextualizados resulta imposible identificar como robados en tal o cual templo'. La Guardia Civil coincide en señalar que los autores de los robos, antes de 'colocar el botín, lo retocan, además de dejar pasar dos o tres años entre la sustracción y la venta'.