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Warhol bendiga a 'América'

Warhol bendiga a 'América'

Las mejores fotos del gurú del Pop Art se mezclan con reflexiones en un volumen. El libro se publica por primera vez en España.


Ahora que Ryan O'Neal anda en los tribunales pujando por quedarse con el retrato que hizo Andy Warhol a su mujer, Farrah Fawcett, es llamativo leer al célebre artista plástico quejarse de que temía que el actor le rompiera la cámara cada vez que se acercaba a fotografiarlos. "No he entendido nunca por qué estaba tan enfadado si siempre sale tan guapo", aguijonea Warhol en su libro 'América', que ahora puede verse y leerse en España por primera vez.


El volumen, que publica Siruela, reúne las mejores fotografías del gurú del Pop Art y toda suerte de reflexiones que, fiel a su espíritu deliberadamente ambiguo y frívolo, maquilla de anotaciones intrascendentes, como escritas al vuelo. Estrella de Diego, traductora y autora del prólogo, sostiene que Warhol se sirve de "la máscara eficaz de un lenguaje anodino que da a la narración ese aire de comentario irrelevante".


Por las 230 páginas del libro desfilan, en imágenes en blanco y negro, artistas, estrellas del rock, actores, políticos y deportistas, sobre todo practicantes de lucha libre. El artista viajero deja también instantáneas magníficas de la vida cotidiana de Nueva York o Texas y del faranduleo de Los Ángeles.


En 'América', publicado originalmente en el apogeo de la crisis económica de mediados de los 80, Andy Warhol no sólo habla de sus temas fetiche -los quince minutos de fama, la importancia de las apariencias-, sino que también se descuelga con denuncias sociales sobre el desempleo, los sin techo, la inmigración y los altos precios de los alquileres que hoy nos resultan sumamente actuales. "No sé si estaría dispuesto a pagar mil dólares al mes por un cuchitril sólo por mis muchas ganas de vivir en Manhattan. La gente que paga tanto dinero está muy enfadada», escribe en las páginas dedicadas a Nueva York. El artista ama la metrópoli estadounidense a pesar de todo y, como había dicho un Papa, cree que en ella 'tutti buoni', todo es bueno.


Warhol se pregunta cómo el país más rico del mundo puede tener cada vez más gente sin techo por las calles, por qué se desprecia a los pobres y no se puede trabajar en "cosas por las cuales no pagan mucho, porque así nacen los inventos y las cosas progresan". A propósito de la inmigración, no se anda con medias tintas: "Todos llegamos aquí de otros lugares y todo el que quiera venir (...) y quiera obedecer las leyes debería poder venir también".


Veinticinco años antes de Twitter, el creador nacido en Pittsburgh considera que vive en una sociedad donde todo el mundo sabe lo que hace todo el mundo, y él mismo reconoce: "Yo soy del tipo de persona que se siente feliz de no salir mientras sepa exactamente lo que está pasando en los sitios donde no estoy".


Cambiante como el estado de ánimo de su nación, Warhol tan pronto reivindica que para ser famoso se debe haber trabajado "como un perro todo el día durante 20 años" como descree cínicamente de la verdad: "¿A quién le interesa? Lo importante no es lo que eres, sino lo que 'creen' que eres". En aquellos tiempos pensaba en el apuesto Tab Hunter para protagonizar la película de su vida: "La gente sería más feliz pensando que yo era así de guapo. En el fondo, seguro que Bonnie y Clyde no se parecían a Faye Dunaway y Warren Beatty". Puestos a contar mentiras, los políticos y los actores le parecen los mejores farsantes, pero él mismo no se considera mejor: "¿Quién iba a dudar de mí (...)? Conozco al 80% de la gente que creen que conozco".


Nadie medianamente prisionero de los clichés sospecharía que, al sobrevolar las montañas de Colorado, el más artificioso de los creadores iba a exclamar que "la tierra es la mejor obra de arte", y 'América' supone un excelente testimonio gráfico de la faceta más naturalista de Warhol en sus viajes a Nueva York, Washington, Montauk, Newport, Lenox, Kentucky, Texas, Aspen y California.


Por acertada que sea su estrategia de camuflaje, por mucho que se esfuerce en banalizar sus propias opiniones con comentarios frívolos, de vez en cuando asoma en el texto el Warhol más sincero y vulnerable. Ése que se pregunta si el presidente de EEUU o Liz Taylor se sentirán, como él, fuera de lugar en las fiestas más chic, el que desconfía del amor y del futuro -"Todos pensamos que va a ser igual, sólo que peor"-, incluso el que desea haber muerto después del atentado de 1968. Warhol quiere entonces simplemente desaparecer, no estar más ahí, y reposar en una tumba sin epitafio ni nombre, sólo con una palabra inscrita: "Ficción".

Compartir | Recomendar Noticia | Fuente: El Mundo (P. UNAMUNO | Madrid) | Fecha: 24/12/2013 | Ver todas las noticias



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