Disputa por el Tesoro de los Güelfos
Vendido por cuatro marchantes judíos al régimen nazi, sus herederos lo reclaman ahora alegando que fueron forzados a la venta a un precio muy por debajo de su valor real.
Dos años después que Hitler entrara en el Reichstag en 1933, cuatro marchantes judíos de arte vendían al régimen nazi el conocido como Tesoro de los Güelfos (Welfenschatz) cuyos herederos llevan cinco años reclamándolo a su actual dueño, el Estado alemán.
Ayer comenzaron las reuniones para zanjar el litigio que podría resolverse en las próximas semanas. La pregunta a la que se enfrentan los expertos es si los marchantes vendieron libremente el Welfenschatz o por el contrario: fueron forzados por los nazis, la postura de los demandantes. La ministra israelí de Cultura Limor Livnat ha enfatizado en «la gran importancia de este asunto para el pueblo judío en general y en particular para los sobrevivientes del Holocausto en Israel y el resto del mundo».
El Tesoro –que se exhibe en museos berlineses desde los años 60 y tiene un valor cercano a los 200 millones– es una de las más grandes colecciones de arte religioso de la Edad Media: cuarenta piezas de orfebrería, relicarios, cruces y otros objetos litúrgicos fabricados entre los siglos XI y XV. En 1929 los marchantes compraron el tesoro –que contaba de 82 piezas– al duque Brunswick, para luego vender un primer conjunto de cuarenta piezas a coleccionistas privados y públicos estadounidenses en 1932; el resto: al Estado prusiano por un valor de 4,25 millones de Reichsmarks de la época.
Los herederos reclaman la restitución de los objetos afirmando que los nazis forzaron a sus ancestros a venderlos a un precio muy por debajo de su valor real de venta. La fundación del ministerio de Cultura que administra el Tesoro de los Güelfos ha respondido que no existió ninguna coacción ya que en el momento de la venta (1935) la colección se encontraba en Amsterdam –aún fuera del control de los nazis–.
El caso está siendo evaluado por la expresidente del Tribunal Constitucional, Jutta Limbach, junto al expresidente alemán Richard von Weizsäcker, así como expertos y han comenzado sus reuniones el miércoles. No se han dado fechas o plazos para una resolución, pero sus resultados constituirán un referente moral para muchos casos parecidos, como las 1400 obras de arte encontradas en Múnich.