Altamira volverá a recibir visitas de forma experimental tras doce años
Unas 200 personas elegidas aleatoriamente contemplarán la cueva original en los próximos 8 meses, divididos en grupos de 5 visitantes a la semana.
La cueva de Altamira, en Santillana del Mar, volverá a recibir visitantes de forma experimental tras doce años para analizar el impacto de la presencia humana antes de decidir de forma definitiva sobre la reapertura, según se ha anunciado hoy en el Patronato.
Estas visitas serán de cinco personas a la semana, para dar continuidad a los estudios que se están realizando sobre el estado de la cueva, y en agosto se conocerán los resultados y se decidirá si en el futuro Altamira puede recibir visitas de manera continuada.
En todo caso sería una reapertura muy pautada y formaría parte de un proyecto experimental. El encuentro, que ha comenzado pasadas las once de la mañana, está presidido por el presidente cántabro y del Patronato, Ignacio Diego, y se prevé que dure hora y media, aproximadamente. En la reunión también están el presidente del Banco Santander y de la Fundación Botín, Emilio Botín, que es secretario del Patronato; el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle; el director del Museo Altamira, José Antonio Lasheras; el consejero de Educación, Cultura y Deportes de Cantabria, Miguel Ángel Serna; el director general de Cultura, Joaquín Solanas; el rector de la Universidad de Cantabria, José Carlos Gómez-Sal; el vicerrector de Internacionalización de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Sebastián Coll; o el alcalde de Santillna del Mar, Isidoro Rábago.
La nueva fase del Programa de Investigación para la Conservación preventiva y régimen de acceso de la cueva de Altamira. El objetivo de esta fase es analizar el impacto que la presencia humana puede ocasionar sobre la conservación de este bien Patrimonio Mundial. Para ello se realizarán visitas de carácter experimental en las que participará el público en general.
Seis personas a la semana.
Según la planificación propuesta, se realizará una visita a la semana entre los meses de enero y agosto de 2014. Los grupos estarán formados por seis personas (cinco visitantes y un guía) y se someterán a los protocolos de accesibilidad establecidos conforme a la investigación previa recopilada en la primera fase del Programa científico. El periodo de vistas experimentales podrá sufrir modificaciones y cambios en función del Programa de Investigación.
Se ha calculado una participación aproximada de 192 personas en los ochos meses que durará esta segunda fase del estudio. La gestión de las visitas experimentales se realizará desde el propio Museo de Altamira, en donde se efectuará una selección aleatoria entre los visitantes del museo que se encuentren en el mismo en los días programados para la visita experimental.
Para poder participar en esta actuación con fines científicos, a su entrada al museo, el día en el que se vaya a llevar a cabo la visita, se ofrecerá a los visitantes que lo deseen rellenar un formulario con sus datos de contacto. Asimismo, se informará de las limitaciones de accesibilidad física que presenta la cueva. Una hora antes de la entrada a la cueva se extraerán aleatoriamente cinco formularios que identifiquen a los visitantes elegidos y se les comunicará su elección.
Protocolos para la visita.
El Programa de Investigación ha definido unos protocolos de acceso que establecen una duración de la visita de 37 minutos y un itinerario con tiempos de permanencia definidos para cada estancia.
Los visitantes deberán vestir monos desechables, gorro, guantes, mascarillas, así como un calzado especial o lavado de suelas -elementos que facilitará el Museo-. No se permitirá el contacto con la roca y la toma de imágenes.
En las visitas se controlará en el interior de la cueva la temperatura del aire y de la roca, la humedad relativa del aire, la contaminación microbiológica, las aguas de infiltración, el radón y el CO2, entre otros. En el exterior, se controlará la temperatura del aire, la del suelo, la humedad relativa, la microbiología, la humedad específica, la presión atmosférica y el CO2.
Los resultados de esta fase tendrán que definir la incidencia de la entrada de personas en la cueva y sus posibles efectos en la conservación y estabilidad de la cavidad, lo que condicionará la futura gestión del bien cultural.
Las conclusiones se recogerán en el Plan de Conservación Preventiva de la cueva de Altamira, herramienta que será fundamental en la gestión del bien cultural. La finalización de la investigación está prevista en agosto de 2014.