París: historia de dos cambios
Christian Dior explora nuevos territorios y debuta Marco Zanini para Schiaparelli.
El debut del diseñador Marco Zanini al frente de Schiaparelli era uno de los desfiles más esperados de la cita con la alta costura que el domingo empezó en París. En la misma jornada presentaba Dior, que desde 2012 está bajo la tutela del belga Raf Simons. Dos diseñadores con una nueva sensibilidad para la costura que entregaron dos colecciones antagónicas, pero llamadas a renovar firmas emblemáticas del oficio.
El empresario Diego della Valle, propietario de Tod's, adquirió la marca Schiaparelli en 2007. Cinco años después, coincidiendo con una muestra sobre la diseñadora en el museo Metropolitan de Nueva York, anunció su retorno a la actividad. Pero el fichaje del diseñador se demoró más de lo previsto y en julio de 2013 se presentó una colección cápsula que significaba la vuelta a la alta costura de Christian Lacroix. Aquella fue una colaboración puntual, a diferencia de la propuesta que ayer desfiló. La primera colección de alta costura jamás realizada por Marco Zanini se vio en el Hotel d'Evreux de la Place Vendôme, a dos pasos del apartamento de la mítica diseñadora.
Marco Zanini, ex director artístico de Rochas, ha resumido un mensaje de belleza, elegancia y actualidad en un desfile de apenas 10 minutos y 19 siluetas. Su colección es ultra contemporánea y los códigos de la casa se han revisitado con inteligencia. Las chaquetas reversibles se han bordado en su interior con plumas de avestruz apenas visibles. Sus joyas, hojas iridiscentes de hiedra, se enrollan en los brazos como plantas carnívoras. Los originales estampados están minuciosamente pintados a mano. Uno de los vestidos ha necesitado más de 2.000 horas de trabajo y 160 metros de tela para su realización. Los peinados del británico Eugene Souleiman, los sombreros de Stephen Jones y las modelos de distintas generaciones —como Stella Tennant o Jessica Stam— recalcaban el carácter fuerte de la colección.
El paso de Zanini por Rochas, donde estuvo cinco años, acredita su capacidad para sacar del olvido a marcas históricas. Pero el legado de Elsa Schiaparelli, que ha permanecido en letargo desde la retirada de la diseñadora en 1954, es uno de los más reverenciados de la moda. Célebre por su relación con el surrealismo y por su prodigiosa inventiva, Schiaparelli hizo casi todo antes que nadie y su capacidad para impactar ha sido pocas veces igualada. Una importancia que explica la presencia de otros diseñadores. Jean Paul Gaultier, Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli —de Valentino— o Bruno Frisoni —de Roger Vivier— han asistido al estreno. También modelos legendarias, como Carla Bruni, Inès de la Fressange, Elle McPherson y Farida Khelfa.
Hace ya cuatro colecciones que Raf Simons debutó en la alta costura, y en Dior. Desde entonces, el belga está embarcado en una renovación de este oficio artesanal. Con su lenguaje de moda y el mejor taller del mundo a su servicio, Simons está dispuesto a demostrar que modernidad y tradición no están reñidas. El presidente de Dior, Sidney Toledano, señala que hay un nuevo perfil entre las clientas de la alta costura. Mujeres de 30 y 40 años que trabajan en las industrias digitales de EE UU y Asia. Acaso pensando en ellas, Simons entrega una colección liviana y sobria que empuja a los talleres hacia nuevas técnicas y territorios. Entre sus diseños, impecables perforados sobre seda azul marino o un traje pantalón bordado de pétalos azules.