Goya y la novia cadáver, en el diván de Freud
La artista holandesa Elly Strik muestra un centenar de sus hipnóticos y fantasmagóricos dibujos en el Reina Sofía.
Si mezcláramos en una coctelera «La novia cadáver» de Tim Burton, «La interpretación de los sueños» de Freud, «El origen de las especies» de Darwin, dibujos de Goya, cuadros de El Greco, Munch y Ensor, y las reivindicaciones feministas de las Guerrilla Girls con sus cabezas de gorilas... saldría algo muy parecido a las obras de la artista holandesa Elly Strik (La Haya, 1961), que vive y trabaja en Bruselas. Poco conocida en nuestro país, el Reina Sofía, fiel a su objetivo de seguir abriendo sus puertas al arte hecho por mujeres, le dedica su primera exposición de 2014 y la mayor retrospectiva de su carrera: un centenar de trabajos cuelgan, hasta el 26 de mayo, en la tercera planta del museo.
El título de la muestra ya nos da algunas pistas de que se trata de una artista singular, nada convencional. «Fantasmas, novias y otros compañeros» recrea una atmósfera fantástica, onírica. Por la muestra desfila una galería de personajes imposibles, como Goya casándose con Goya. Strik puso el rostro de dos de sus autorretratos a una pareja de novios. Lo explica así: «En cierta ocasión tuve una experiencia especial. Goya pintó dos autorretratos parecidos cuando tenía 69 años. Uno está en el Prado y otro en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Fue éste en particular el que despertó algo en mí. Estuve contemplando detenidamente su cara, quizás durante unos cinco minutos, y de pronto vi que cobraba vida. ¡Sus ojos se salieron de la pintura! Goya se hizo real, estaba en el mismo espacio que yo, y me quedé completamente estupefacta. He contemplado muchos autorretratos de artistas, pero nunca había tenido una experiencia parecida. Goya tenía la capacidad real de contemplarse a sí mismo. Tenía la fuerza para hacerlo, para entregarse totalmente a sí mismo. Siempre que vengo a Madrid acudo a ver este retrato, y siempre tengo la misma experiencia, es decir, que se ha convertido en una parte de mí».
«Goya no tuvo miedo de ver», confesaba ayer la artista durante la presentación de la muestra a los medios. El director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, comisario de la exposición junto con Teresa Velázquez, subraya dos aspectos fundamentales en el trabajo de esta artista. Por un lado, la importancia del dibujo: los hay enormes, y también más íntimos. «Me gusta el papel porque es el material más absorbente y el más flexible, se puede emplear con técnicas muy distintas», comenta la artista. Por otro, la presencia de los rostros, las máscaras, lo que se revela y lo que se oculta tras ellas. La transgresión de roles y géneros, los juegos de tiempos (el anacronismo), el cuestionamiento de los estereotipos, la identidad, las atmósferas fantasmales, el deseo, el erotismo, lo táctil... Todo ello hace tan especial la obra de Elly Strik, «tan perturbadora y atractiva».
No solo cuelgan sus dibujos en las paredes de la muestra. También poemas de Ben Okri. Uno de ellos, «La entrada», es clave, según Elly Strik, para comprender su obra. Comienza así: «¿Qué son esos objetos siniestros/que germinan en nuestros sueños? Y concluye: «El arte es la magia de lo alto. Y el misterio de lo bajo». Junto a Goya, Freud y Darwin, están presentes también en la exposición brujas, místicos, novias... Fantasmas, en suma, que regresan del pasado y nos acechan desde sus inquietantes obras.