El MACBA reivindica el esplendor de la arquitectura catalana de los 50
Una exposición repasa la influencia del Grupo R en la internacionalización de la cultura.
Arquitectos, ilustradores y fotógrafos como Oriol Bohigas, José Antonio Coderch, Josep Maria Sostres, Antonio Moragas, Joan Josep Tharrats y Francesc Català-Roca toman al asalto a partir de hoy el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) para recrear las tensiones entre modernidad y vanguardia que atenazaron la cultura catalana en la segunda mitad del siglo XX y reivindicar el papel capital del llamado «Grupo R» en el desarrollo internacional de la arquitectura catalana en los años cincuenta.
De este modo, la exposición «Motor de la modernidad. Grupo R. Arquitectura, arte y diseño» muestra planos, documentación, carteles, esculturas y, sobretodo y fotografías que ilustran el alcance y la influencia del movimiento en la arquitectura, el arte y el diseño catalán de la posguerra.
El «Grupo R», constituido en 1951, tenía como referente el GATCPAC y estaba conformada por un grupo de arquitectos que compartían la inquietud por promover una arquitectura internacional a partir de un movimiento moderno, además del rechazo a la arquitectura monumental, fascista y académica que imperaba durante el franquismo. «Es una exposición que ha primado la información visual por encima de la información técnica», explicó ayer el comisario, Fernando Marzá, sobre una muestra que repasa la historia del grupo hasta principios de los años 60, cuando su actividad se debilita, a través de esculturas, fotografías y grandes contactos de Català-Roca.
Según el director del MACBA, Bartomeu Marí, se trata de una «muestra para fomentar un conocimiento del patrimonio arquitectonico que las grandes figuras del modernismo, como Gaudí y Jujol, no nos han dejado llegar a apreciar».
Asimismo, la muestra pone de relieve cómo el «Grupo R» creó una red de influencias que acabó por configurar el estilo moderno en las distintas disciplinas artísticas de la época. Una influencia que se debe, según Marzá, al «carácter social del arquitecto», que tiene la capacidad expansiva de «organizar» y de «convencer».
Además de sus reuniones periódicas y seminarios, el grupo organizaba concursos y exposiciones, lo que les permitió posicionarse dentro de los órganos de opinión de la arquitectura, diseño y cultura catalana como en la revista «Cuadernos de Arquitectura», la dirección del Colegio de Arquitectos y el Fomento de las Artes y el Diseño (FAD).