Cincuenta segundos para robar «El grito»
Noruega enmudeció hace 20 años con la desaparición de la célebre obra de Munch de la Galería Nacional de Oslo. En los últimos años dos versiones de este cuadro han sido robadas.
En apenas 50 segundos y con la mera ayuda de una escalera de madera. Así se cometió uno de los robos más célebres que se recuerdan en el mundo del arte. El 12 de febrero de 1994 el ladrón trepó hasta la sala Munch de la Galería Nacional de Oslo, penetró por una ventana y con total tranquilidad cortó el cable que sujetaba «El grito» de Edvard Munch (1863-1944) de la pared. En menos de un minuto, el encapuchado bajó con la más célebre obra del pintor expresionista noruego por la misma escalera de madera y huyó con su cómplice.
Eran las seis y media de la madrugada de un sábado y ningún policía custodiaba el edificio, situado en pleno centro de la capital noruega. Todos los efectivos habían sido destinados a cubrir la seguridad de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer.
Media hora después dos policías que pasaban por casualidad junto al museo se sorprendían al ver la escalera apoyada sobre la fachada y la ventana abierta y alertaban a los responsables de seguridad de la Galería Nacional, que descubrían el robo. El director de los Centros Nacionales de Arte noruegos, Knut Berg, aseguró después que el ladrón había activado la alarma al traspasar la barrera de seguridad de una de las ventanas, pero sabía de la ausencia de las fuerzas de seguridad. Dejó incluso una nota escrita: «Muchas gracias por la mala vigilancia».
«Los desalmados han escogido el peor día, El 12 de febrero de 1994, que debía ser un día de alegría para Noruega por ser anfitriona de los Juegos Olímpicos de Invierno de Lillehammer, se recordará como una jornada de luto», se lamentó entonces la ministra de Cultura noruega, Ase Kleveland.
Pal Enger había planeado el robo durante cuatro años, según confesó en 2008 al diario noruego VG. «No fue el dinero lo que me movió a hacerlo, sino el reto y el juego». El popular ladrón escondió el famoso cuadro entre los tableros de la mesa del comedor sobre la que sus tíos y su madre comían tarta y bebían café todas las tardes. Según señaló Enger en su confesión, le divertía mucho saber que su familia merendaba sobre la pintura mientras la policía buscaba el cuadro por todo el país.
El cuadro, la versión más famosa de «El Grito», de 1893, fue recuperado tres meses después del robo en un hotel en Aasgardstrand, al sur de Oslo. Enger fue detenido.
Pistola en mano.
Diez años después, era robada a plena luz del día y ante la mirada de los visitantes del Museo Munch de Oslo, otra versión de mayor tamaño de «El Grito» y una «Madonna» del pintor noruego. El 22 de agosto de 2004 tres encapuchados irrumpieron pistola en mano en el museo en pleno horario de visitas y, tras amenazar de muerte a quien no se tirara al suelo, arrancaron los lienzos y en apenas 30 segundos huyeron con esta parte del patrimonio nacional noruego.
La pinoteca recuperó las obras en 2006 gracias al soplo de uno de los ladrones que ofreció a las autoridades su devolución a cambio de reducir su condena tras constatar que los cuadros eran invendibles. Estaban seriamente dañados. Björn Hoen, cerebro del golpe, Petter Tharaldsen y Stians Skjöld fueron condenados a entre 6 y 10 años y medio de cárcel por el Tribunal Supremo noruego.
En 2012 «El Grito» saltaba de nuevo a los titulares de los periódicos, aunque esta vez por la venta en subasta de la única de las cuatro composiciones de este tema que aún se encontraba en manos privadas. Fechada en 1895, esta versión del icono de Munch alcanzó los 120 millones de dólares colocándose entre las diez obras de arte más caras del mundo.
¿Qué valor tiene «El Grito» de la Galería Nacional de Noruega o las otras dos versiones que guarda el Museo Munch? Incalculable, según los expertos. Hoy un grueso cristal blindado protege a la versión de 1893 y el museo dedicado al artista se ha convertido en una auténtica fortaleza.