50 millones de euros por un 'bacon'. El arte sigue de fiesta
El mercado del arte ha decidido (por ahora) vivir eternamente en los felices años veinte. Las luces brillan, la música atruena, la gente baila y se divierte; el Dom Pérignon se bebe con la facilidad del agua con gas y la fiesta parece eterna.
Al menos para ese 1% de la población del planeta que puede permitise comprar un bacon o un richter de museo. Anoche, en Christie’s, en su sala londinense, se volvió a sentir esa felicidad.
Fue una puja larga —unos cinco minutos— para lo que se estila en este mundo y terminó en aplausos. Era el final de una reñida pelea que a un coleccionista estadounidense anónimo le ha costado 42,19 millones de libras (50,79 millones de euros). Esa es la cantidad que decidió pagar por un retrato (imagen de apertura) que Francis Bacon pintó en 1966 de su amante y musa George Dyer. El precio sitúa a la obra como la tercera más cara vendida en subasta del artista. Por delante suya hay dos trípticos (uno pertenece a Elaine Pascal Wynn, exmujer del magnate de los casinos Steve Wynn, y el otro al millonario ruso Roman Abramovich), aunque sería la de mayor precio si hablamos de obra individual.
Se cree que la ha puesto a la venta el banquero mexicano David Martínez Guzmán, y la última vez que salió al mercado, en 2000, en la sede neoyorkina de Christie's, se remató por cuatro millones de libras (4,8 millones de euros). Asegura la casa de pujas que es la obra de arte más cara vendida en Europa.
La tela (Retrato de George Dyer hablando) es una evidencia de la turbulenta relación entre artista y amante, y se pudo contemplar en la primera gran retrospectiva del pintor celebrada en París durante 1971. El año del drama. Días antes de la inauguración, George Dyer se quitó la vida.
Otro de los nombres preferidos del mercado del arte, Gerhard Richter, demostró en Christie's, una vez más, su fortaleza. Una de sus telas abstractas (Abrastraktes Bild), fechada en 1989, se remató en 19,57 millones de libras (23,54 millones de euros). Bastante cerca del récord para una pintura de esta serie, que se encuentra en 21,32 millones de libras y que data de 2012. También le fue bien a Jenny Saville, de quien se vendió un cuadro (Plan) de grandes dimensiones (274 x 213 centímetros) por 2,1 millones de libras (2,54 millones). Por su parte Peter Doig, cuyas telas casi siempre encuentran salida, no defraudó. El óleo Tour de Charvet se cerró en 2,37 millones de libras (2,86 millones de euros). Eso sí, quien decepción fue Jeff Koons. Su huevo roto color magenta "apenas" superó los 14 millones de libras (16,9 millones). Se esperaba más. Ya se sabe que el mercado del arte lo devora todo… o casi todo.
Lo singular de la noche en Christie’s es que algunas de las alegrías vinieron de la mano de artistas españoles. De Miquel Barceló se vendió por 556.500 libras (681.500 euros) Llaüt, un pequeño (64,5 x 80,8 centímetros) óleo que en 1992 estuvo expuesto en la galería Soledad Lorenzo. Poco después, una escultura (Yunque de Sueños VIII) de Chillida de 1954 hallaba acomodo en algo más de un millón de euros.
Todos estos números marcan el final de una semana de pujas que ha confirmado que Gerhard Richter, como hemos visto, no da síntomas de cansancio, al menos mientras lleguen obras de calidad al mercado. El miércoles, la tela del artista alemán titulada Wand (Muro) encontraba comprador en Sotheby’s por 17,4 millones de libras (21,1 millones de euros). En esa misma subasta, otra figura del arte, Cy Twombly, fijaba su récord al rematarse una pintura monumental del pintor por 12,2 millones de libras (14,78 millones). A estos buenos precios respondía Lucian Freud. El cuadro Head on a Green Sofa —un lienzo de los años sesenta, y que se halla entre lo mejor de su producción— se vendió por 2,9 millones de libras (3,51 millones de euros).
Ahora bien, si hay alguien que no puede faltar en esta fiesta del mercado es un juerguista habitual: Andy Warhol. Una de sus conocidas pinturas de Mao se adjudicó en Sotheby’s por 7,6 millones de libras (9,2 millones de euros). En junio de 2010, la misma obra se había vendido en 421.500 libras. En solo cuatro años, la pieza ha multiplicado 18 veces su valor.
Y es que esta avidez por el arte está arrastrando incluso a artistas que nunca han sido los favoritos del mercado. El martes pasado Christie’s vendió muy bien en Londres una colección (Eyes Wide Open: An Italian Vision) de Arte Povera. De hecho, estableció el récord en subasta para Alberto Burri y Michelangelo Pistoletto. Del primero adjudicó uno de sus muy recomendables óleos quemados por 4,67 millones de libras (5,6 millones de euros) mientras que Pistoletto remató un espejo metálico en 1,98 millones de libras (2,3 millones). ¿Cómo se explican estos números? Eran piezas raras, creadas en los mejores años de los artistas y nunca habían salido a subasta. El coleccionista está dispuesto a pagar mucho, pero solo por obras de calidad.