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Toledo salda con El Greco una deuda de cuatro siglos

Toledo salda con El Greco una deuda de cuatro siglos

Doña Sofía inaugura hoy la exposición central del IV centenario de la muerte del pintor, la primera en la ciudad y la mayor de la Historia, con 75 obras maestras.


Han tenido que pasar 400 años de la muerte del Greco (Candía, Creta, 1541-Toledo, 1614) para que la ciudad donde vivió y trabajó la mitad de su vida le dedique por primera vez una exposición. Pero la deuda se salda al fin y a lo grande. «El Griego de Toledo» es la muestra más ambiciosa y de mayor envergadura que se ha realizado nunca sobre el artista. Unos datos aportados por Gregorio Marañón y Bertrán de Lis, presidente de la Fundación El Greco 2014, así lo revelan: en el Museo de Santa Cruz cuelgan 75 obras. Si las sumamos a las que hay en los cinco Espacios Greco (la Sacristía de la Catedral, la Iglesia de Santo Tomé, la Capilla de San José, el Convento de Santo Domingo el Antiguo y el Hospital Tavera), subsedes de esta macroexposición, serían 108.


Y, si añadimos las que se exhiben en el Museo El Greco -sorprendentemente, no está entre los Espacios Greco; ¿quizás tenga algo que ver la «rivalidad» entre ambos museos por ver cuál se quedará en el futuro con la obra del Greco?- hay en estos momentos en Toledo 125 obras del pintor. No se sabe con certeza cuántos cuadros salieron de su mano -Camón Aznar habla de 800 y Harold Wethey de unos 300-, pero resulta abrumador admirar tanto Greco junto por metro cuadrado. Todo un espectáculo. Con un presupuesto de 2 millones de euros (el 85% procede de fondos privados), hay préstamos de once países, incluyendo los más prestigiosos museos del mundo: Metropolitan de Nueva York, Louvre, Prado, National Gallery de Washington, la Hispanic Society...


Toleo y El Greco, amor-odio.

El Greco llegó a Toledo, frustrado tras no lograr hacerse un hueco en la Corte de Felipe II para su gran proyecto del Monasterio del Escorial. Solo recibió un encargo del Monarca, «El martirio de San Mauricio», para uno de los altares de la basílica. Pero tan poco le gustó al Rey que quedó relegado a los almacenes. Toledo y El Greco mantuvieron una relación compleja, de amor-odio, según cuenta Fernando Marías, máximo especialista en el cretense y comisario de la exposición central del Año El Greco, que hoy inaugura la Reina.


«Toledo fue para él como una tela de araña: quedó atrapado en ella por continuos pleitos (hasta nueve documentados), las deudas que tenía con él la catedral, allí estaba su hijo Jorge Manuel (fruto de su relación con Jerónima de las Cuevas)... Estaba endeudado hasta las cejas, con muchísimos acreedores, siempre en números rojos». Sus primeros trabajos en Toledo -«El Expolio» para la catedral y tres retablos para Santo Domingo el Antiguo- deslumbraron a todos. Después llegarían muchos encargos más. Pero advierte Marías que «Toledo no le recibió bien, nunca se sintió identificado con la sociedad toledana, no formó parte de ninguna cofradía, tenía problemas con el lenguaje (hablaba una especie de itañol)... Nunca se integró».


La grequitud del pintor.

Por contra, Marías subraya en esta exposición la grequitud del pintor. Ya el título de la muestra es una declaración de intenciones: «El Griego de Toledo». «El Greco no es un toledano, es un griego que nunca olvida que lo es. Siempre firmó sus cuadros en su lengua natal», puntualiza el comisario. Hasta en las paredes se hace un guiño a sus orígenes: están pintadas en dorado, en alusión a los iconos bizantinos. En esta espléndida antológica Fernando Marías ha querido dar la palabra al pintor -de ahí que algunas de sus certeras frases estén estampadas en las paredes- y poner de relieve su propia mirada.


La primera sección está dedicada a los retratos: los hay del pintor (un espléndido autorretrato, ya anciano, del Metropolitan), de su hijo, y de Toledo, entendido como un personaje más de su obra: «Vista y plano de Toledo». El recorrido continúa en una sala donde se exhiben tres joyas encerradas en una vitrina: iconos de su etapa cretense. Dos proceden del Museo Benaki de Atenas. El tercero, «La dormición de la Virgen», hallado en 1982, es muy venerado por los ortodoxos en Grecia. Este pequeño icono de halla en una iglesia de la isla de Syros. Para su préstamo tuvo que intervenir el mismísimo embajador español en Grecia, pero, al parecer, fue decisivo el origen griego de la Reina Doña Sofía. No podrá estar este icono hasta el 14 de junio, fecha de cierre de la muestra. Volverá antes a Syros.


Encerrado también en una vitrina, el célebre «Tríptico de Módena», de la Galería Estense de Módena. Esta joya, robada y recuperada, considerada inexportable por Italia, costó muchísimo conseguirla. Al igual que «San Pedro y San Pablo», del Hermitage de San Petersburgo, que no se incorporará a la muestra hasta el día 19. La complicada situación del país ha dificultado su llegada a tiempo.


Instalaciones multimedia.

En la exposición -animada por una videoinstalación de Joaquín Bérchez- hay excelentes ejemplos de los retablos del Greco. Fernando Marías ha querido incidir en sus «instalaciones multimedia». El Greco produce y diseña espectaculares escenografías, que le convierten, según el comisario, en «un pintor radicalmente moderno. Fue el gran inventor de mundos alternativos, al igual que han hecho cuatro siglos después James Cameron o Ridley Scott en el cine». Se ha reconstruido para la ocasión el retablo de la iglesia de San Vicente Mártir, presidido por la impresionante «Inmaculada Ovalle», flanqueada por «San Pedro» y «San Ildefonso».


Pese a que han denegado préstamos de Chicago, Pasadena, Nueva York... es tal la concentración de obras maestras que apabulla la visita: la impresionante «Vista de Toledo» y «El cardenal Fernando Niño de Guevara», ambas del Metropolitan; «Cristo en la Cruz con dos donantes», del Louvre; «El caballero de la mano en el pecho», del Prado... La National Gallery de Washington ha prestado dos óleos que tienen un significado muy especial para Toledo. Se trata de «San Martín y el pobre» y «La Virgen con el Niño y Santa Martina y Santa Inés», pintados por El Greco para la Capilla de San José, que ahora abre por vez primera sus puertas al público.


Fueron vendidos en 1906 y más de un siglo después regresan a Toledo. En la capilla quedan otros dos Grecos. «No ha habido en esta exposición mercadeo de obras por compensación económica -advierte Gregorio Marañón-. Se ha puesto de moda alquilar cuadros. En general, los prestadores han sido muy generosos, excepto en el caso de una fundación española». No quiso entrar en más detalles. Tan solo ha habido que restaurar un cuadro: «La coronación de la Virgen», que ha llevado a cabo Rafael Alonso, del Museo del Prado.


Objeto de deseo desde 1800.

Al Greco, se lamenta el comisario, se lo han intentado apropiar todos: la derecha, la izquierda, el catolicismo... «Cada uno construía El Greco que deseaba. Ha sido objeto de deseo desde 1800». Pero no siempre fue así. Repudiado por la Ilustración, fue redescubierto por los románticos. Ha cambiado mucho el conocimiento que tenemos del Greco en el último siglo. De los 37 documentos que se conocían en 1908, cuando se publicó la primera monografía del pintor, se ha pasado a unos 500. Han aparecido en estos años muchas obras desconocidas y 20.000 palabras del pintor anotadas en dos volúmenes de su biblioteca con reflexiones sobre pintura, escultura, arquitectura... «Es un excelente pintor, que disfruta pintando cosas bellas. No es un pintor místico, torturado y arrebatado en levitación. No pinta San Franciscos con llagas, ni hay sangre en sus Santas Faces. Es un pintor esteticista, intelectual, un filósofo».


Un pintor, explica Marías, cuyo taller era una especie de showroom (fue el primer pintor en España que hace grabados de sus obras), que lucha para que se valore la obra de los artistas (pionero de los derechos de propiedad intelectual), que cobró por sus cuadros alguno de los precios más altos en el siglo XVI... Un pintor al que le cuesta desprenderse de viejos tópicos. ¿Por qué alargaba sus figuras?, le preguntan al comisario: «Ser alto era sinónimo de belleza en la época. Las mujeres de Toledo se ponían chapines para ser más altas. La teoría del astigmatismo del Greco es una falacia».


Fuente ABC (NATIVIDAD PULIDO | TOLEDO): Toledo salda con El Greco una deuda de cuatro siglos...
Compartir | Recomendar Noticia | Fuente: ABC (NATIVIDAD PULIDO | TOLEDO) | Fecha: 14/03/2014 | Ver todas las noticias



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