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Cuando el museo cuelga el cartel de "se alquila"

Cuando el museo cuelga el cartel de

Anuncios, cenas, rodajes y desfiles 'ocupan' los equipamientos de Barcelona, que optimizan sus recursos y sortean los recortes con el alquiler de sus espacios. Lo público se abre a lo privado.


La controversia generada por los grandes fastos de la boda india de los Mittal el pasado mes de diciembre en el Museu Nacional d'Art de Catalunya -que cerró sus puertas un sábado para acoger el enlace privado- puso de relieve una opción que la crisis ha convertido en necesidad: los equipamientos públicos barceloneses alquilan sus espacios para obtener ingresos extra. No sólo eso: el arrendamiento de salas, auditorios y terrazas para rodajes de anuncios, congresos o actos de empresa ha crecido en los últimos años. Y según las previsiones, piensa seguir haciéndolo en el futuro.


Para el Mnac, la gran boda india -en la que el novio llegó a lomos de un corcel blanco- supuso unos ingresos netos de 205.500 euros, con los que se adquirió una obra de Josep Tapiró. Y aunque cerraran en sábado, celebró dos jornadas de puertas abiertas que batieron récords gracias a la expectación de la boda:el viernes recibió 1.668 visitantes, mientras que el domingo fueron 4.711 personas, triplicando respecto al año pasado el número de visitas durante el puente.


«Cada semana pasan cosas en el Mnac, no siempre es en la Sala Oval, también en la Cúpula o espacios más pequeños. Está claro que a nivel comercial la Sala Oval es el espacio más bien posicionado porque no tiene competencia», explica Cristina Arellano, jefa de Gestión de Espacios.


Más allá de los grandes actos (ha habido desfiles de moda e incluso un concierto privado de Mariah Carey), por su cercanía con Fira el Mnac atrae muchas cenas de gala de los numerosos congresos que se celebran en Barcelona. «Tenemos reservas hasta 2016», indica Arellano. Si en 2012 el Mnac recaudó más de 750.000 euros en alquiler de espacios, se prevé que el cierre de 2013 ronde el millón de euros por 135 días de ocupación. Alquilar la Sala Oval cuesta 18.000 euros (sin IVA), más 9.000 por día de montaje o 12.000 por día extra del acto. Si se alquila la Cúpula, un espacio para banquetes, cócteles o presentaciones, el precio es de 4.500 euros.


Esta primavera, el Mnac añade un nuevo espacio para alquilar:su magnífica terraza con vistas panorámicas sobre la ciudad, ideal para cócteles estivales. Además, el museo ofrece el valor añadido de visitas especiales a la colección en horario nocturno, con un guía VIPo uno de los conservadores del museo (el precio va de los 1.500 a los 2.500 euros en caso de que sea un especialista, mientras que la apertura de todas las colecciones asciende a 3.200).


En el Museu Picasso -que no cuenta con espacios de alquiler, salvo su pequeño auditorio- también se rentabilizan las visitas nocturnas. Las visitas privadas a puerta cerrada (hasta 50 personas) valen 2.950 euros, pero si se añade una conservadora de la colección se suman 1.000 euros más y, en caso de que sea el director del museo, 1.500 euros.


Otro de los grandes museos, el Macba, recaudó el año pasado 224.000 euros gracias al alquiler de sus espacios. La cifra, que supone el 12,43% sobre los ingresos propios del museo (aunque sólo un tímido 2,21% en relación al total de su presupuesto) es la suma de 76 alquileres realizados a lo largo de 2013. Un número significativamente mayor que el de 2012, cuando sólo se registraron 46. «La previsión es que en 2014 y 2015 aumenten», explican fuentes del museo de arte contemporáneo, «ya que sumaremos nuevos espacios». El edificio de la plaza dels Àngels que hasta el pasado 2013 acogía la sede del Foment de les Arts i el Disseny y la capilla de la calle Montalegre se integrarán a lo largo de este 2014 al Macba. Sus tarifas de alquiler todavía no están disponibles en la web -sí las de los demás espacios-, pero desde el museo calculan que este año ingresarán 350.000 euros por la vía del arrendamiento y en 2015, 400.000 (lo que supondría prácticamente duplicar la cifra de 2013). Alquilar la Capella del Macba cuesta 6.000 euros y reservar el hall del museo diseñado por Richard Meier sube hasta los 4.000, 7.000 si también se incluye el atrio.


En el caso del Palau de la Música, la actividad paralela a la programación oficial es frenética: durante 2013, el Palau acogió 162 conciertos de promotores externos y 58 actos de empresa o instituciones. El Palau, como la gran mayoría de equipamientos barceloneses, establece distintas tarifas en función de si el arrendatario es una entidad sin ánimo de lucro o no. No es lo mismo prestar el templo modernista de Domènech i Montaner para el rodaje de un spot publicitario que para la entrega de los Premis Terenci Moix o un acto del Any Espriu, por ejemplo. Alquilar la sala de conciertos un día festivo cuesta 15.580 euros, el Petit Palau baja hasta los 3.501 (6.562 si la jornada es completa) y la sala Lluís Millet asciende a 3.062 euros.


En 2013, el Palau registró 1.735.000 euros por alquileres, lo que representa un 15% del total de los ingresos de explotación de la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música Catalana (los datos aún no han sido auditados, así que son aproximados, matizan). De los ingresos, una amplia mayoría, el 87,4%, corresponden a conciertos de otras promotoras como el Festival Mil·leni, el Guitar Festival o el Festival Internacional de Jazz de Barcelona.


En L'Auditori el volumen de facturación por alquiler durante 2013 fue de 770.000 euros. Los espacios exteriores de L'Auditori -cuyo diseño firma el arquitecto Rafael Moneo- se utilizan para rodajes y sesiones fotográficas, mientras que el Museu de la Música se reserva principalmente para cócteles. Aunque también fue una de las localizaciones, junto a una sala de L'Auditori, del filme Grand Piano, dirigido por Eugenio Mira y protagonizado por Elijah Wood. Otro tipo de acto, radicalmente distinto:en el Foyer se celebró una cata profesional de vinos, Vitis Vinifera, que reunió a las mejores bodegas del país y más de 1.500 personas. Las salas de L'Auditori también acogieron Il Balleto Stage:durante 15 días estrellas de grandes compañías internacionales de danza impartieron clases a más de 165 jóvenes bailarines de todo el mundo. Los precios de los alquileres pueden ir de los 1.200 a los 4.000 euros, dependiendo del acto y de la sala.


«En ningún caso creemos que perjudique la imagen de L'Auditori. El alquiler de espacios es una vía para conseguir recursos propios para tirar hacia adelante el proyecto artístico. Por otro lado, este tipo de actos permiten que mucha gente diversa conozca L'Auditori como equipamiento y, por tanto, también se interese por su programación», señalan desde L'Auditori.


Desde el Liceu, a pesar de las reiteradas peticiones de este diario, no se han facilitado las cifras del alquiler de sus espacios.


Las posibilidades de explotación dependen de las características del equipamiento y de su ubicación. El CCCB ofrece, al igual que su vecino Macba, una ubicación ideal para celebrar convenciones, como el Congreso Nacional del Sida (el pasado septiembre) o el Global Editors Network, que hasta ahora se celebraba en París y que en junio se trasladrá a Barcelona por primera vez. «Somos céntricos, tenemos muchos tipos de aforo, desde un hall para 600 personas a un auditorio para 190, y todas las salas están bien dotadas técnicamente», resume Inma Moral, directora de recursos externos del centro.


Moral subraya el éxito de visitantes registrados en 2013 pese a la marcha del Sónar (que aportaba unas 30.000 visitas) y otros festivales, como el Off, ya que el centro estuvo parcialmente cerrado a la vuelta del verano por la renovación de su escaleras mecánicas. «La demanda está aumentando. En enero de 2013 registramos 46 llamadas para pedir información sobre alquileres. En enero de este año, las peticiones han sido 110. Una compañía belga acaba de hacer una reserva para una cena de empresa en septiembre de 2015», explica Moral.


El CCCB combina las reservas de sus espacios para actos privados sin dejar de atender a los colectivos del barrio del Raval de Bangladesh, Filipinas y Marruecos, que una vez al año celebran allí sus fiestas religiosas. La Sala Teatre es la más cara del centro: alquilarla una jornada cuesta 5.500 euros (4.000 si se trata de una entidad sin ánimo de lucro). Arrendar el diáfano vestíbulo cuesta 3.950 euros y el mirador, 2.100.


Durante el pasado año, el CCCB ingresó 237.000 euros gracias al alquiler de sus espacios (IVA incluido), lo que supone un 23,6% de los ingresos propios del centro (el otro 64% corresponde a las entradas y los cursos y un 12,4% a las concesiones del bar y la librería). Los ingresos propios anuales, que sumando las tres fuentes ascienden a 845.200 euros, suponen un 10% del presupuesto total del CCCB, que se sitúa en 8.481.459 euros.


La competencia entre equipamientos es, pues, inevitable. El Born Centre Cultural (que acogió la última edición de la pasarela 080 y ha recibido más de un millón de visitas desde su apertura) y el recién inaugurado recinto modernista de Sant Pau son en estos momentos los espacios que más miradas atraen. La marca de coches Mercedes Benz fue la primera en protagonizar un acto privado en el antiguo hospital, a la que asistió el alcalde Xavier Trias.


«Ahora hay más competencia», reconoce Roger Marcet, director del Museu Marítim, que en los últimos años ha dedicado la mayor parte de su presupuesto a recuperar las Atarazanas Reales, lo que le ha permitido sumar 9.000 metros cuadrados. «El museo se tiene que espabilar para conseguir ingresos propios», explica Marcet. No le va mal: en 2013, el Marítim recaudó 494.551 euros gracias a actos extramuseísticos (178 en total), un 32% de sus ingresos propios.


El escaso margen de presupuesto que reformas y recortes han dejado al Marítim dificulta que se programen más exposiciones propias, algo que se compensa con muestras externas, como Bodies o la dedicada al Titanic en 2012. El museo también se adapta a actos como los partidos de la Cricket World Cup, que en 2011 enfrentó a Pakistán e India y se proyectó en una gran pantalla, con vecinos del barrio animando a su equipo.


Marcet habla de «recuperación» y todavía sonríe cuando recuerda el alboroto mediático que desataron los Mittal. «Nos fue muy bien para dar a conocer los nuevos espacios. De todos modos, nosotros sólo acogimos una cena de bienvenida a los invitados al enlace. Hace poco que desistimos con el tema de las bodas, traen muchos problemas. Sólo cenas y a la una, todo el mundo fuera».


Fuente El Mundo (VANESSA GRAELL y LETICIA BLANCO | Barcelona): Cuando el museo cuelga el cartel de "se alquila"...
Compartir | Recomendar Noticia | Fuente: El Mundo (VANESSA GRAELL y LETICIA BLANCO | Barcelona) | Fecha: 25/03/2014 | Ver todas las noticias



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