Retrato (preocupante) del coleccionista de arte
AXA Art, la división de la aseguradora francesa especializada en cubrir riesgos asociados al arte, ha preguntado a través del correo electrónico a unos 1.000 coleccionistas de todo el mundo. Quiere averiguar qué coleccionan, dónde, por qué y también cómo. Una información muy valiosa para su negocio.
Los resultados del empeño (Collecting In The Digital Age) dejan una radiografía con motivos para preocuparse. Gana peso el coleccionista-inversor (pocos términos pueden ser tan antitéticos) y, a la vez, quien asegura que colecciona porque le “gusta vivir rodeado de cosas (sic) bellas”. En fin… El trabajo también revela que el prototipo de coleccionista es el de un hombre de entre 40 y 69 años, con estudios superiores y que adquiere mayoritariamente pintura (89%).
Pero junto a esta imagen tradicional, el informe también aporta otros datos que se mueven entre lo preocupante y, a veces, lo triste. Resultados, de cualquier forma, que sorprenden. He aquí los principales titulares que podemos extraer del trabajo de la aseguradora.
El silencio manda entre los coleccionistas. Un tercio de los encuestados no quiere revelar el tamaño ni el valor económico de sus colecciones. Entre quienes contestan, un 15% asegura tener una colección con menos de 25 piezas y el 22% afirma que su valoración es inferior a 100.000 dólares (72.500 euros).
Hay muy pocos coleccionistas nuevos. Únicamente un 8% de los preguntados por Axa Art comentan que han empezado a coleccionar hace poco tiempo. Y solo el 45% se considera un coleccionista activo y constante.
Coleccionar solo ‘cosas’ bellas. Un 80% secunda la frase que le propone la aseguradora: “Me gusta poseer cosas bellas y rodearme de ellas”.
Comprar directamente al artista y puentear a la galería. El 65% de los participantes en la encuesta asegura que compra a los artistas directamente. Un porcentaje muy elevado que deja varias posibles explicaciones. Primero, la crisis está provocando que el coleccionista intente evitar el sobreprecio de comprar en la galería. Y, segundo, los galeristas no pueden garantizar tantas ventas como antes y los creadores buscan salidas propias. Aun así, la galería (73%) todavía manda. ¿Por cuánto tiempo? No está claro. Además Internet mejora. Un 34% compra arte en la Red. Un buen número.
El arte es una inversión como otra cualquiera. Es un resultado que inquieta, aunque dadas las cifras que se manejan hoy en el arte no sorprende. El 24% de los entrevistados asegura que su colección es una parte más de su cartera de activos y el enfoque principal es conservar ese valor e incrementarlo.
Muy pocos quieren coleccionar vídeo. Esto tiene sus inconvenientes pero también sus ventajas. Solo un 14% de quienes han contestado a la entrevista sostiene que colecciona vídeos o instalaciones. En el otro extremo, la pintura (89%). Las buenas noticias para los amantes de las imágenes en movimiento es que elimina la especulación que sufren otros soportes. La mala, que muestra un profundo desinterés por una expresión artística fundamental.
Manda el arte contemporáneo y la juventud. Una amplia mayoría de los coleccionistas (82%) opta por el arte contemporáneo. De hecho, es la opción preferida del 94% de los coleccionistas menores de 40 años.
Si ensamblamos las piezas del puzle, y tratamos de reconstruir la fotografía, veremos una imagen. Un hombre, con estudios superiores, de entre 40 y 69 años, a quien apenas le interesa el vídeo, que compra, si puede, al artista directamente, y que adquiere arte como quien invierte en acciones. Al tiempo busca, con insistencia, la pintura y lo contemporáneo. ¿Una foto real o un espejismo?
Fuente El País (Miguel Ángel García Vega): Retrato (preocupante) del coleccionista de arte...