Gurlitt empieza a entregar las obras
Los herederos del galerista judío Paul Rosenberg recibirán el primero de los cuadros, 'Mujer sentada' de Henri Matisse.
Cornelius Gurlitt, el más famoso y polémico coleccionista de arte alemán, ha tomado una decisión que podría ayudarle a mejorar su imagen en el país y, a la vez, hacer justicia con un crimen cometido hace más de 70 años. El anciano de 81 años desea devolver todos los cuadros que fueron robados por los nazis a sus propietarios judíos.
La decisión fue comunicada por el abogado, Christoph Edel, que ejerce como tutor legal temporal de Gurlitt, quien anunció que el coleccionista estaba negociando devolver el cuadro Mujer sentada de Henri Matisse a los descendientes de Paul Rosenberg, comerciante de arte francés, que descubrieron la obra de arte cuando las autoridades alemanes revelaron la existencia de la colección secreta que escondía Gurlitt en su apartamento de Múnich.
“Gurlitt quiere devolver todas las obras de arte que fueron robadas a propietarios judíos a sus correspondientes dueños y herederos”, dijo el abogado, citado por el periódico Süddeutsche Zeitung. La colección de 1.280 cuadros y grabados descubierta en la vivienda del anciano en Múnich hace dos años y cuyo hallazgo se reveló a fines del año pasado, contaba con cuadros de Picasso, Chagall, Monet y Matisse. Existen indicios de que más de 500 fueron robados por los nazis durante la II Guerra Mundial.
“El acuerdo no ha sido firmado, pero no existen dudas de que va a ocurrir”, añadió, por su parte, Stephan Holzinger, quien asumió el papel de portavoz de Gurlitt, al precisar que las negociaciones entre el anciano y los descendientes de Rosenberg están avanzando positivamente.
Mujer sentada fue robado por los nazis durante la ocupación de Francia y perteneció durante un tiempo a la colección de arte del jerarca Hermann Göring, quien se dedicó, gracias al poder del ejército, a coleccionar arte robado durante el Tercer Reich. El cuadro acabó en posesión del marchante Hildebrand Gurlitt, padre de Cornelius Gurlitt, quien fue autorizado por el régimen a comprar y vender las obras de arte tachadas como "degeneradas” por los nazis. Hildebrand Gurlitt fue sometido a diversos interrogatorios por tribunales estadounidenses en 1948 y presentó la documentación de los diferentes cuadros. En aquellas fechas no se pudo determinar que la numerosa colección de arte que obraba en su poder había sido robada a ciudadanos judíos.
Los cuadros encontrados en la vivienda de Gurlitt en Munich aun siguen en poder de las autoridades alemanas, que siguen evaluando el tesoro descubierto por casualidad. Durante una inspección reciente en una casa que posee Gurlitt en Salzburgo, las autoridades descubrieron la existencia de unas 230 obras que estaban escondidas en una habitación casi abandonada.
Muchos de los cuadros descubiertos en la casa de Salzburgo, entre las que se cuentan acuarelas de Monet, Manet, Cezanne, Renoir, Nolde y Libermann, están en mal estado por encontrarse ocultas en una habitación que nunca había sido usada y que carecía de ventilación.
El nuevo tesoro de Gurlitt ha sido llevado a un lugar seguro donde expertos en restauración están catalogándolo. Según el abogado Christopher Noble, designado por la justicia de Múnich para manejar los asuntos financieros y legales de Gurlitt, el siguiente paso será examinar la procedencia de las obras y devolverlas a sus legítimos dueños si se comprueba que fueron saqueadas por los nazis.
La decisión de devolver los cuadros ya había sido anunciada en enero pasado, cuando el coleccionista manifestó estar dispuesto a analizar todas las demandas que estaba recibiendo y tomar una decisión justa. Poco después el anciano dejó saber a través de un comunicado difundido a través de la web Gurlitt.info, que deseaba encontrar una solución amistosa y al margen de los tribunales y señaló que las obras robadas por los nazis no sumaban más de 35 cuadros del total de 1.280 que fueron descubiertos en su vivienda de Múnich.
El tesoro artístico de Gurlitt fue descubierto por funcionarios de Aduanas en la primavera de 2010 cuando detectaron que el anciano viajaba de Suiza a Múnich en tren llevando consigo una importante cantidad de dinero no declarado. Dos años después, la Fiscalía de Habsburgo ordenó el registro de su vivienda y descubrió el tesoro oculto que revivió, en la memoria colectiva de Alemania, el crimen cometido por los nazis cuando se dedicaron a robar las obras de arte en los países ocupados para alimentar el gran museo que Hitler deseaba construir en la ciudad austríaca de Linz y que debía albergar la colección de arte más grande del mundo.
Fuente El País (ENRIQUE MÜLLER | Berlín): Gurlitt empieza a entregar las obras...