¿A qué huele una exposición?
Con este sugerente título se inaugura en LABoral Centro de Arte de Gijón una selección de fondos de la Colección olorVISUAL. Iniciada por el creador de esencias Eduardo Ventós hace 36 años, es la única que relaciona la obra con un olor concreto. Ahora invita a que el visitante haga lo mismo: ¿A qué huele este vídeo de Marina Núñez?
El vídeo de Cristina Lucas es una nota ecológica; el de Charles Sandison, flor de naranjo; la pieza de Democracia tiene olor a basura; la de Fleur Noguera es una nota olfativa de tabaco y este trabajo de Marina Núñez que encabeza la información desprende un ligero hedor. Así ve (y huele) el arte Eduardo Ventós que empezó a coleccionar arte en 1978 y hoy es autor y propietario de una de las colecciones de arte más especiales de nuestro país: olorVISUAL.
Creador de esencias de profesión, para él una obra debe despertar de algún modo su memoria olfativa: “Cuando Ventós mira la obra de arte, esta imagen le sugiere un olor que de inmediato le traslada al recuerdo de un momento vivido”, explica Cristina Agàpito, conservadora de la Colección, en el texto que acompaña la muestra. Y con esa máxima lleva 36 años buscando obras que despierten su olfato para reunir unos fondos con muchos de los grandes nombres del arte contemporáneo, español e internacional. Casi 300 artistas, desde Ignasi Aballí y Martin Assig a Tom White-Sobieski y Zush.
Ahora, llega a LABoral una muestra de 18 vídeos de olorVISUAL, cada uno con su olor -Ventós ha creado una esencia para cada una de las obras que el visitante puede olor a la vez que visiona el vídeo-, para poder constatar realmente a qué huele una exposición. Acompañan también a las piezas breves textos en los que los propios artistas explican el olor de su pieza, condición sine qua non para entrar a formar parte de esta particular colección. “Para tan noble' tarea es imprescindible transmitir estos conocimientos de generación en generación, manteniendo así el orden establecido y el resultado, el premio, es ese hermoso olor a limpio que tanto apreciamos. Pero, qué curioso, el olor a limpio, no es otra cosa que la ausencia de olor. Cuando nada es reconocible a nuestro olfato”, escribe por ejemplo Cristina Lucas para hablar del olor de El eje del mal (2003).
La encarga de la selección que desde hoy se expone en Gijón ha sido, una vez más (es la tercera), Alicia Ventura que nos explica que todo esto parte de una beca de producción convocada conjuntamente con LABoral a imagen y semejanza de la beca DKV, también orquestada por Ventura. La obra ganadora, una pieza sinestésica de Hugo Martínez-Tormo basada en el color y el olor de los átomos, se expone aquí junto a los 18 vídeos de la Colección de la que ahora también forma parte. Y para celebrar la primera edición de esta convocatoria para artistas emergentes, “para contextualizar la obra de Hugo”, explica la comisaria, han organizado esta exposición.
“No hay común denominador, ni estético, ni disciplinario, están aquí porque a Eduardo Ventós le transmiten un olor. Él compra una obra porque le huele e invitamos al espectador a que descubra a qué le huelen los vídeos. A veces te huelen porque ves un color o escuchas un sonido y esto te lleva a un olor”, continúa Alicia Ventura. Aquí hay obras de denuncia social, de política, paisajes, oníricas, pero todas huelen, unas a tierra, otras a misa...
De lo que no hay duda es de que se trata de otra forma de mirar el arte, un ejercicio muy distinto de enfrentarse a la exposición. Ventos es sordomudo y seguramente el hecho de no poseer uno de los cinco sentidos le ha hecho potenciar otro. “Es una pena que en las escuelas el quinto sentido que es el olor no se fomenta lo suficiente. Él siempre se queja de esto, dice que hay que ser consciente de que todo huele y que habría que desarrollarlo más desde la escuela”, explica la comisaria. De ahí la importancia del taller que, como viene siendo habitual en las muestras de su colección, vaya a llevarse a cabo también en LABoral.
Aunque quizá esta muestra sea una de las más mediáticas, no es la primera vez que esta colección sale de casa. Ya en 1996 pudo verse en La Virreina, en Barcelona, en la que fue la primera convocatoria de Esencias, el ciclo de exposiciones que llegó a su edición número 11 en el Museo de la Pasión de Valladolid en 2006. En 2011, la colección pudo verse en Arts Santa Mónica de Barcelona: Olor. Color. Química Arte y Pedagogía. Pero es en 2013 cuando comienza una nueva línea expositiva que trata de unir la colección al lugar donde se exhibe: Olor de Cadaqués ha sido la primera de esta serie.
Y una última curiosidad de esta exposición que es todo sorpresas: fue el artista catalán Joan Brossa quien puso nombre a esta colección: “Yo hago poesía visual y tú, con tu colección, haces olor visual”, le dijo a Eduardo Ventós.
Fuente El Cultural (PAULA ACHIAGA): ¿A qué huele una exposición?...