Caravaggio contra Antonio López
«Cena de Emaús», del italiano, y «La cena», del manchego, se exponen juntas en la pinacoteca de Brera.
El más famoso crítico de arte de Italia, Vittorio Sgarbi, define a Antonio López García (Tomelloso, 1936) como «el más grande artista vivo». Llevado por su admiración hacia el pintor manchego ha organizado una exposición para permitir comparar uno de sus cuadros, «La cena», con una obra maestra, «Cena de Emaús», de Michelangelo Merisi, conocido como el Caravaggio (Milán, 1571), un genio de la pintura, maestro del barroco. La exposición, que estará abierta en la célebre Pinacoteca de Brera (Milán) hasta el 10 de septiembre, pretende establecer un diálogo entre la pintura de ambos maestros: «Antonio López García, Caravaggio. Cena para dos, pintura de la realidad», es el título de la exposición, acogida con gran éxito de público.
En «La cena», en óleo y collage sobre tabla, el pintor manchego retrató a su hija pequeña y a su mujer, la también pintora María Moreno. López García confesó que trabajó en este cuadro casi diez años, desde 1971 a 1980, un trabajo que sirve para confirmar su idea sobre la forma de afrontar la realización de una obra : «Una pintura nunca se acaba, sino que se llega al límite de las propias posibilidades. A partir de los años sesenta no sé cuándo termino un cuadro». Su propia hija, María, explicó que posaron durante horas y horas a lo largo de semanas, en una mesa que no se tocó durante meses, en sesiones interminables en las que López García ponía música y hablaba para que madre e hija no se durmieran.
Las dos obras son muy distantes en el tiempo (esta «Cena de Emaús» es del 1606; una versión anterior se conserva en la National Gallery de Londres), pero muy próximas en el espíritu, pudiéndose establecer, según afirmó en Milán el pintor manchego, «un diálogo natural, no forzado, entre ellas», con un dominador común: el camino de la vida. En «La cena» de López García hay una luz cruda, la misma luz que obsesionaba a Caravaggio, maestro del claroscuro. Hay en ambas obras misterio, solemnidad y algo de eucarístico. En la «Cena de Emaús» de Caravaggio, la cara de Cristo ante dos de sus discípulos aparece evanescente, en parte luminosa, en parte oculta, frente el pan y el vino, que bendice, símbolo de la eucaristía. En «La cena» del pintor manchego hay también un aire casi eucarístico, aunque como señaló el crítico Vittorio Sgarbi, en esta obra solo hay dos mujeres, una familia de los años 60 de la España en desarrollo, que simplemente viven. En definitiva, en ambas obras aparece la realidad de los cotidiano, como reflejo de lo eterno.
Fuente ABC (ÁNGEL GÓMEZ FUENTES / ROMA): Caravaggio contra Antonio López...