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Romper el paisaje

Romper el paisaje

La suma de un móvil, el azar tecnológico y el talento del artista han hecho posible 'DIS_PLACE .v[II]', una exposición de foto y vídeo que este viernes cierra capítulo en Madrid.


Llegas tarde, sales corriendo de casa, cuando te das cuenta, ¡zas!, te has olvidado el móvil. Sudor frío, último repaso frenético a todos los bolsillos.... admítelo, su ausencia te inquieta. Para José Carlos Casado, artista de origen malagueño y ahora ya consolidado neoyorquino, "el teléfono hoy día se ha convertido en una tercera mano, yo ya no puedo funcionar sin él".


La suma de un móvil, el azar tecnológico y el talento del artista han hecho posible 'DIS_PLACE .v[II]', una sublime muestra de fotografía y vídeo que este viernes cierra capítulo en la Galería Cero de Madrid (EFTI) tras dos meses expuesta al público.


Paisajes fragmentados, series de ida y vuelta que descomponen y reinterpretan la naturaleza que nos rodea, imágenes bellas y aparentemente apacibles que sin embargo desconciertan, inquietan a quien observa. "Toda mi obra explora la línea que separa lo real y lo irreal, cada vez más borrosa por el uso de las tecnologías", explica Casado, que realizó la serie en sus viajes entre Nueva York y el Watermill Center de Long Island, fundado por el prestigioso dramaturgo y director Robert Wilson, y en el que el español disfrutó de una residencia en el último año. DIS_PLACE describe un recorrido físico y temporal, una suerte de calendario estacional, que tiene como fondo la mirada sobre el paisaje y la naturaleza a través de las nuevas tecnologías.


Casado aparece clasificado habitualmente como un 'artista digital', un término con el que personalmente no acaba de encajar. Aunque admite que el ordenador es siempre herramienta fundamental en su trabajo, ya sea pintura, fotografía, vídeo, escultura o performance, para él lo importante es el resultado final, la obra, no el proceso, la tecnología que lo ha hecho posible.


En este caso, sin embargo, el proceso, el cómo, y el siempre ubicuo teléfono móvil tienen un papel protagonista que merece ser contado. Como cualquiera habría hecho -pero con un resultado muy distinto-, Casado utilizó la cámara de su iPhone para registrar las casi tres horas que el tren tarda en recorrer la península de Long Island desde el centro de la ciudad de Nueva York hasta Watermill, el "laboratorio para performance" que Bob Wilson creó en 1992 en los Hamptons, ese selecto refugio para el ocio estival de los pudientes neoyorquinos.


Sin embargo, por azar, por accidente, utilizando determinada función del teléfono en movimiento se dio cuenta de que el dispositivo, incapaz de procesar tanta información a un tiempo, "hacía una mezcla entre tiempo, espacio y vídeo y lo convertía en fotografía". El resultado, tras tres meses de pruebas en las que aprendió a dominar el 'glitch' del iPhone a su antojo: imágenes fragmentadas, cubistas, que reinterpretan el paisaje desde diversos puntos de vista simultáneos pero que, en contra de lo que el observador pueda creer, no han sido retocadas a posteriori por el artista.


"Eso es lo que me interesa", insiste Casado. "Es un paisaje roto, pero lo ha hecho la cámara, lo ha roto el proceso. Lo único que está algo intensificado es el color". El móvil, esa ubicua "tercera mano" que ya hasta ve por nosotros: "Es el iPhone el que está creando la imagen. Yo estoy dando las instrucciones técnicas pero en realidad no sé cómo va a salir la foto, es una sorpresa. La mano artística entra en el proceso después, cuando decido qué imagen utilizar, cuando selecciono entre lo que la máquina me da para desarrollar lo que quiero contar".


Toda la exposición es un viaje de ida y vuelta. "Cada serie de fotos funciona como un espejo, elaborando en la idea romántica de que todo viaje tiene una vuelta; no necesariamente al mismo sitio, pero siempre se regresa", relata el artista. Óscar Alonso Molina, en el ensayo que presenta esta muestra, describe a la perfección el periplo que le espera al visitante: "El recorrido que nos señala Casado es el de un salto instantáneo entre secuencias consecutivas, su abrupta yuxtaposición y su fundido en un continuum que nos aboca a los territorios de la inquietante extrañeza (aquella Unheimlich freudiana) de lo ya visto que nos parece como nuevo, al desenvolvimiento de lo siniestro que anida en el interior de las cosas más sencillas y cotidianas convertidas, de golpe, en otras renovadas, distintas. Este lugar (this place, cuya pronunciación en inglés se confunde con el juego de palabras displace), es, pues, otro."


Un elegante giro en el extenso trabajo de Casado, que en los últimos años se ha centrado en la "dislocación" del cuerpo humano y que ahora pone también la vista en el paisaje. Un viaje amplio y diverso que le ha llevado desde las montañas del Anderson Ranch Center de Colorado a las impresionantes instalaciones del Swatch Art Peace Hotel de Shanghai -con diseño propio de reloj incluido-, y en el que ha trabajado tanto con foto, como con vídeo 3D, instalaciones, o series de dibujo con realidad aumentada... Y su próxima residencia artística le llevará en velero hasta el Círculo Ártico. Quién sabe lo que traerá de allí.


Fuente El Mundo (OLALLA NOVOA OJEA | Madrid): Romper el paisaje...
Compartir | Recomendar Noticia | Fuente: El Mundo (OLALLA NOVOA OJEA | Madrid) | Fecha: 23/07/2014 | Ver todas las noticias



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