Una nueva silueta emerge en París
Los desfiles de Kenzo y Céline apuestan por formas amplias para la próxima primavera/verano.
Nada dura demasiado tiempo en la (semana de la) moda. El sábado por la noche, Jean Paul Gaultier orquestó una apoteósica despedida del prêt-à-porter con un ficticio concurso de belleza celebrado en el teatro Grand Rex que servía para presentar su última colección en esta disciplina. Después de 38 años, el francés dejará de producir ropa en serie para centrarse en la alta costura y los perfumes. Fue un adiós festivo y lleno de humor en lugar de una retrospectiva al uso. Porque así lo quería él mismo y porque tiempo habrá de repasos académicos cuando el próximo abril se inaugure en el Grand Palais la exposición sobre su carrera que ya ha viajado por medio mundo y ha recibido más de un millón de visitantes. “Estoy muy feliz, no hay motivo para la tristeza”, aseguraba el diseñador tras el desfile. “Quería que fuera una despedida alegre y lo he conseguido”.
Sin tiempo para la resaca ni para la nostalgia, a la mañana siguiente la noria seguía moviéndose; le tocaba a Kenzo presentar su propuesta para primavera/verano 2015. Un salto con significado: de un innovador del pasado (Gaultier) a dos del presente. Porque todo lo que emana de Carol Lim y Humberto Leon, fundadores de las tiendas Opening Ceremony y responsables de Kenzo desde 2011, es un producto de hoy. Empezando por Knola, la asistente virtual de largas trenzas que daba la bienvenida al desfile desde las grandes pantallas repartidas por un parque de skate.
Un carácter que se agudiza con colecciones como la que han mostrado hoy domingo. La muchacha virtual repetía sin cesar una frase (“No hay planeta B. Protege lo que es precioso”) en varios idiomas y la ropa también tenía la mirada puesta en el futuro. Un mañana que, a pesar de las advertencias de Knola, en Kenzo se concibe luminoso. Seguramente, la experiencia como vendedores ha enseñado a los estadounidenses (ambos de 39 años) que los mensajes deben ser contundentes para poder circular rápidamente por esta sociedad tan curiosamente sedienta de moda. El suyo es alto y claro para la próxima temporada: una silueta agrandada con anchos pantalones, faldas largas y chaquetas en las que casi caben dos.
Esos volúmenes se aligeran de la mano de transparencias, broderie anglaise y tejidos de rejilla. Recursos para que la luz atraviese las prendas combinados con elementos técnicos, como el largo vestido inicial que permite vislumbrar las piernas adornado con cremalleras o un conjunto que alterna lo satinado y lo translúcido en franjas onduladas de aspecto metálico. La importancia del blanco y el azul (a veces, de la mano del vaquero lavado) parece remitir a la preocupación por la Tierra, mientras que los estampados abstractos sugieren una versión intelectualizada de la naturaleza. En todo caso, se trata de una propuesta que causará más de un problema a aquellos que deseen abrazarla y no estén dotados de una altura considerable. Pero, tal vez, es que en el futuro todos seremos más altos.
El olfato de los directores creativos de Kenzo ya se ha demostrado perfectamente capaz de identificar una tendencia ganadora a la legua. Pero si la misma receta aparece también en la cesta de Phoebe Philo para Céline, sabes que no hay escapatoria. Emerge en París una silueta que se aleja del cuerpo y deja espacio para las ideas entre la tela y la piel. Es la clase de hueco significativo que le gustaba abrir a Cristóbal Balenciaga en sus prendas pero ahora la ropa es mucho menos rígida y estructurada. No es una armadura alrededor del individuo sino una sábana ondeante que le acaricia. Philo, de 41 años, apuesta por unos pantalones anchos que descubren los tobillos y que, de nuevo, traerán disgustos en el probador a las que se aventuren sin una altura mínima. Sobre todo, porque se llevan con un calzado plano —parecido a las zapatillas de gimnasia infantil— ciertamente poco estilizado.
El cambio de tercio de Philo es notable ya que incluso incorpora flores en su antes sobrio vocabulario para Céline. Se ve mucho movimiento en el tren inferior, y no solo por los pantalones anchos. También se acumulan franjas de tela en los bajos creando flameantes volúmenes. Y la búsqueda de dinamismo continúa con vestidos de los que caen secciones de tejido que trotan alrededor del cuerpo.
A pesar de que el tono general de la propuesta resulta francamente invernal, Philo aboga por la que ya se apunta como una de las claves de la próxima temporada: las aperturas en puntos insólitos de la anatomía. Piense en el efecto de una claraboya, que abre hueco en el techo o en la parte alta de una pared, y obtendrá una imagen parecida a la que causan estos mordiscos en la silueta.
Gaby Aghion soñó con una mujer que pudiera vestirse y desvestirse con una libertad infrecuente en los salones de la era dorada de la alta costura. Fundó Chloé en 1952 junto a Jacques Lenoir. Aghion murió el sábado en París con 93 años y Clare Waight Keller (directora creativa de la marca) le dedicó la colección que se mostró al día siguiente. Desvinculada de la compañía desde 1985, Aghion era la encarnación del espíritu de una marca que han moldeado diseñadores como Karl Lagerfeld, Martine Sitbon, Stella McCartney o Phoebe Philo. De ese legado, Waight Keller, de 41 años, se queda con la década de los 70 para la primavera/verano 2015. Una época que evocan los vaporosos vestidos suspendidos de tirantes de espagueti en colores lavados, los mosaicos de encaje, las faldas largas en tejido vaquero y los conjuntos de ante. Nada hay nuevo en esta fórmula, pero es de probada efectividad.
Fuente El País (EUGENIA DE LA TORRIENTE | París): Una nueva silueta emerge en París...