Chirico y la poesía de la metafísica.
"Caixaforum Madrid" dedica una retrospectiva a Giorgio de Chirico, en la que, a través de 142 piezas, repasa sus obsesiones por los maniquíes o la arquitectura clásica.
Datos de interés:
Qué: "El mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o realidad".
Dónde: "Caixaforum Madrid" (Paseo del Prado, 36).
Cuándo: hasta el 18 de febrero de 2018.
***Información sobre la imagen facilitada por la fuente original: "Las musas inquietantes (1924)".
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La arquitectura y la estatuaria antigua y renacentista, los relojes, los maniquíes, las aisladas y fugitivas figuras humanas, la atmósfera de atardecer, las sombras alargadas... Para el aficionado al arte es relativamente sencillo reconocer el universo de Giorgio de Chirico (Volos, Grecia, 1888-Roma, 1978), padre de la llamada pintura metafísica, que tanto influiría en Dalí o en Warhol. Todo ese imaginario que bebía tanto del mundo de los sueños como de sus entusiastas lecturas de Schopenhauer y Nietzsche recorre la muestra "El mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o realidad", que se puede visitar en "CaixaForum" hasta el próximo 18 de febrero.
Tras su paso por Barcelona, esta gran retrospectiva que reúne pinturas, esculturas, acuarelas y dibujos especialmente representativos de los temas recurrentes del pintor italiano más influyente de la primera mitad del siglo XX se ha trasladado al edificio de Herzog & Meuron. Allí se podrán contemplar 142 obras, procedentes en su mayoría de la "Fondazione Giorgio e Isa de Chirico", con préstamos también de más de 20 museos y colecciones privadas, entre las que se encuentran cuadros emblemáticos como "Retrato de la señora L. Gartzen" (1913), "Plaza de Italia con fuente" (1968), del que llegó a pintar más de un centenar de versiones, o "Visión metafísica de Nueva York" (1975).
El montaje de la exposición tiene algo de teatral, como la propia obra de Chirico, y, en su primer acto, se muestran los retratos clásicos de Chirico, que solía disfrazarse a la manera del siglo XVIII, como Rembrandt, Van Dyck o Frans Hals. Después, el visitante se zambulle de lleno en la enigmática pintura metafísica que de Chirico inauguró en 1910 con "El enigma de un atardecer de otoño", una obra pionera de esa vuelta al orden, al pasado, al clasicismo como reacción frente al disloque de las vanguardias precedentes.
La arquitectura renacentista italiana y sus equilibradas líneas y formas son fundamentales para el artista, como escribió en "Sull'arte metafisica" (1919): "En la construcción de las ciudades, en la forma arquitectónica de las casas, de las plazas, de los jardines y de los paisajes públicos, de los puertos, de las estaciones ferroviarias, etc., se encuentran las bases de una gran estética metafísica". Esto se aprecia en lienzos como "Las musas inquietantes" (1924) o en los arcos que enmarcan su "Trobador" (1972).
La muestra también incluye las pocas esculturas realizadas por Giorgio de Chirico a partir de 1940, en terracota y en bronce, con ediciones limitadas producidas posteriormente entre 1968 y 1970. Para él, "una escultura tiene que ser suave y cálida; como tal, no sólo tendrá toda la suavidad de la pintura, sino también todo su colorido. Una escultura bella siempre es pictórica".
***Referencia adicional:
Enlace al micrositio de la exposición.
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Fuente : J. L. Romo; El Mundo; Sin plaza; 14/12/2017: Chirico y la poesía de la metafísica....
