Acusan a artista británica de plagio en su serie “Origami”
LONDRES. Sarah Morris, artista británica cuya obra figura en la colección de la galería Tate, ha sido acusada de plagio por seis artistas de distintos países que le reclaman una indemnización millonaria.
Morris se enfrenta en EE.UU. a un juicio por la demanda de artistas de España, Italia, Japón y Estados Unidos, según los cuales su serie abstracta titulada “Origami” son sólo plagios coloreados de sus propias representaciones de insectos y aves generadas gracias a esa vieja técnica japonesa, equivalente de la papiroflexia.
La demanda, de la que informa hoy el dominical británico The Observer, se presentó en un tribunal de Oakland, California, y en ella se afirma que en veinticuatro obras de esa serie, Morris copió sus modelos, modificó el color y las vendió luego sin darles crédito alguno.
El abogado de los artistas, Andre Jacobson, afirma que algunas obras de la serie Origami de Morris se han vendido por más de 100.000 dólares.
El origami, arte de origen nipón, tiene millones de entusiastas en todo el mundo y los diseños de quienes lo practican se han publicado en libros y revistas, así como en internet además de venderse en galerías, pero sin que alcancen precios tan altos como los conseguidos por los supuestos plagios de la artista británica.
La Tate incluyo tres obras de su serie Origami en la Trienal de Arte Británico Contemporáneo celebrada en 2003 y en un proyecto especial en apoyo de la candidatura del Reino Unido a los JJOO de 2012.
Morris, nacida en 1967, está representada por la conocida galería de vanguardia White Cube, de Londres, que también representa a Damien Hirst, él mismo acusado de plagio en el pasado.
Los artistas que han demandado a Morris son Manuel Sirgo Álvarez, Robert J Lang, Noboru Miyajima, Nicola Bandoni, Toshikazu Kawasaki y Jason Ku.