Abstracción y realidad en la obra de José Manuel Ballester
Galardonado en 2008 con el Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid, José Manuel Ballester exhibe en la Sala Alcalá 31 de Madrid cerca de cincuenta instantáneas de diversos formatos, en su mayoría inéditas, y una pieza audiovisual. Todas ellas nos acercan a los nuevos ejes estéticos de la producción reciente de Ballester, en la que es tan solo una mínima parte de su trabajo de los últimos cinco años.
Es sin duda la exposición más importante que ha preparado la Comunidad de Madrid para esta temporada que acaba de arrancar. Las obras, se que se presentan en intencionado diálogo con el espacio que las acoge: las dos plantas de Alcalá 31, han sido seleccionadas por Lorena del Corral, comisaria de la muestra y gran amiga del artista.
Quizás no son éstas las fotografías más espectaculares de Ballester. Pero la desnudez y sencilla complejidad de las imágenes consiguen que como espectadores nos sintamos invitados a entrar en cada uno de los espacios, a recorrerlos y a palpar con nuestras manos las superficies lisas, curvas o rugosas de las paredes retratadas. Las arquitecturas, la real y la representada, se funden de manera especial en la serie dedicada a Sao Paulo (2007), mientras que la fuerza del interior del Pabellón de España en Shanghai o de Estructura de hormigón del Rijksmuseum de Ámsterdam nos hace volver a la realidad de la exposición en la que nos encontramos. Fotografía y pintura parecen no haber estado nunca antes tan cerca como cuando observamos ambas obras y a lo largo del recorrido por la muestra hay otros dos conceptos, abstracción y figuración, que pasean de la mano. Para muchos podría tratarse de principios antagónicos pero para Ballester no sólo no son términos opuestos sino que su unión está en la base de una buena parte de su producción y representan para él el plano más íntimo de su arte.
Es recomendable dar una segunda vuelta por las salas para poder apreciar la fría belleza de las imágenes y no dejarse llevar por el aire algo desangelado que transmite una primera impresión, en parte por el propio tratamiento que el artista ha querido hacer del espacio, la luz y el tiempo detenido. En este sentido, una de las fotografías que encierra más misterio es la titulada Nocturno Beyeler, Basel 2011. En ella laten y se resumen la mirada profunda y la técnica precisa de José Manuel Ballester y el misterio del que le gusta dotar a cada una de sus puestas en escena arquitectónicas.
Premio Nacional de Fotografía en 2010, Ballester se licenció en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid e inició su trayectoria artística en la pintura para centrarse desde 1990 en la fotografía arquitectónica, tanto de interiores como de exteriores, y es con esta disciplina con la que ha logrado situarse en lo más alto del panorama artístico internacional.