Plan Nacional de Arqueología Subacuática: tocado
¿Por qué España ha castigado con desidia y abandono su propia historia naval? Hasta ahora no hemos sido capaces de excavar ni un sólo galeón ni mucho menos poner en marcha un proyecto importante. No estamos a la altura de nuestros países vecinos, como Francia, Gran Bretaña o Suecia, todos ellos potencias navales con una arqueología seria y activa.
La Corona fundó la primera navegación global y los mares de todo el mundo están sembrados de naufragios españoles, hundidos mientras transportaban verdaderos tesoros que han alimentado el inconsciente colectivo y también la ambición de los piratas... desde hace 300 años hasta hoy, por más que hoy manejen robot submarinos.
El marco Europeo. Los países de nuestro entorno llevan décadas de ventaja, con investigaciones, intervenciones y también publicaciones. El Vasa y el Kronan en Suecia, el Mary Rose en Gran Bretaña, el Roskilde en Dinamarca ya bastan como ejemplos, a los que sumar las investigaciones del DRASSM francés, o los proyectos del Nan Hai 1 de china, los pecios de Pisa o la coca de Bremen. Hay más en marcha. Todos ellos son ejemplos de intervenciones con medios, excavación y museología. En comparación, España ha registrado una ausencia de proyectos, medios y coordinación entre administraciones que se resumen en los problemas para que los buques de la Armada participen con sus impresionantes medios en la política de protección e investigación del patrimonio subacuático. Todo está ahora en manos de la ministra de Cultura.
Incuria más errores. En España, al abandono de la Arqueología se suman algunos errores de bulto. Desde la condecoración a cazatesoros como Robert Marx -por servicios no científicos- hasta los permisos de excavación de La Galga a la misma empresa que los había expoliado, Sea Hunt. No es de extrañar que en esta línea llegasen a concederse media docena de permisos a Odyssey, entre notas diplomáticas y acuerdos verbales, durante los años previos al aún oscuro expolio de La Mercedes. La pregunta es ¿por qué?, ¿por ignorancia?
Autonomías. Sólo hay tres Autonomías con personal cualificado y centros de investigación, que son Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana. De ellas sólo Cataluña tiene un barco específico (el Thetis, un pesquero tuneado) y es la única que puede comprobar expolios, anomalías y realizar campañas de investigación arqueológica. Las otras dos, sin buques propios, ¿cómo pueden realizar arqueología subacuática? De ahí que Martín Almagro los defina como centros administrativos.
Mapas arqueológicos. Las tres mencionadas Autonomías los tienen -también Ceuta- en distinta calidad y documentación. La intervención de buques de la Armada puede acabar con ese problema y realizar la carta arqueológica compatible que permita a cada Comunidad proteger los pecios a su cargo (Canarias, Baleares, todas las cantábricas... hay mucho patrimonio por descubrir).
Arqueología que no excava. Desde los 70 no se ha celebrado un congreso científico para debatir resultados. Salvo Cataluña, nadie realiza campañas regulares. En el litoral andaluz, el más rico del mundo, donde Odyssey detectó medio millar de yacimientos, ni se ha realizado campaña sistemática ni publicación alguna. Es decir, los cazatesoros conocen mejor la zona que nosotros. Además faltan publicaciones científicas sobre los pecios medievales musulmanes o la tecnología de los galeones (España aún no ha excavado ninguno), aparte de la importancia de batallas como Trafalgar, que harían muy popular cualquier proyecto ambicioso, con lo cual la arqueología cumpliría una de sus principales funciones: poner la historia a disposición de la sociedad.
La Universidad. Con decir que sólo hay un doctorado en Barcelona basta. El resto son estudios teóricos. Con solo imaginarse a arqueólogos que excavan, toda una nueva generación de profesionales estaría a punto en pocos años.
Las obras públicas. Documentar o rescatar pecios en obras públicas es una misión importante. El pecio de Mazarrón se encontró fortuitamente en la construcción de un puerto deportivo en Murcia. En Sevilla, una nave vikinga mientras se construía el metro. Pero existen centenares de obras (en la época de máxima remodelación del litoral) que no se controlan y por tanto no se hace cumplir de manera efectiva la Ley de Patrimonio de 1985. Como triste ejemplo, el pecio de Mazarrón que sólo ha merecido un pequeño artículo 16 años después de su descubrimiento.
Tecnología. En biología está el ejemplo para los arqueólogos españoles que siguen viendo con desconfianza la tecnología aplicada a sus trabajos, o incluso la posibilidad de utilizar tecnología militar de la Armada. No se han hecho estudios a cotas profundas, ni siquiera fotomosaicos que permiten estudiar las rutas comerciales.
Las competencias. En el respaldo del convenio para que la Armada participe en la defensa del patrimonio sumergido se ha visto el alud de leyes que apoya la puesta en marcha de una política estatal. Si no se realiza dejaremos lo mejor de nuestra historia en manos de expoliadores, porque el olvido ya ni siquiera es una opción visto el caso Odyssey.