Abramovic, una heroína digital
Un videojuego 'online' recrea la obra de 716 horas en el MoMA de la artista.
Fue uno de los grandes eventos de la temporada 2010. Para su retrospectiva en el MoMA de Nueva York Marina Abramovic, figura clave de la performance, concibió The artist is present, una acción de 716 horas de duración, que se retransmitió en directo a través de Internet.
Cada día la artista serbia permanecía ocho horas sentada en silencio, a la espera de que los visitantes se sentaran delante de ella. Para vivir la experiencia miles de personas se enfrentaron a horas de cola, llegando incluso a pernoctar delante del museo.
Ninguno de los participantes podía hablar ni comunicarse con la artista serbia, pero su presencia era indispensable para que la performance tuviera sentido. El tiempo delante de ella dependía de la voluntad de los visitantes. Abramovic permanecía imperturbable mientras que los acompañantes incluso se sentaron en el suelo.
Un año después del cierre de la muestra, el artista neozelandés afincado en Copenhague Pippin Barr ha lanzado The artist is present, un videojuego gratuito online que permite repetir de forma virtual la experiencia en todos sus detalles.
"De manera especial reproducimos la espera. Aunque intentes colarte los guardias te lo impiden y según cuando llegues, debes esperar hasta cinco horas, lo cual es contrario a cualquier lógica de videojuego", explica Barr, que aconseja llegar a primera hora de la mañana (hora de Nueva York), ya que el juego está acoplado con los horarios reales del MoMA y funciona solo cuando el museo está abierto.
"Se crean situaciones curiosas. Ahora que se exhibe en la muestra Space Invaders en el centro Nikolaj Kunsthal de Copenhague, por el desfase horario entre Dinamarca y Estados Unidos solo puede funcionar media hora. Quien juega desde casa no tiene este problema, solo necesita paciencia", explica Barr, que acaba de publicar el libro How to play a video game.
El juego evoca la atmósfera, el pixelado y la jugabilidad mediante teclado de las primeras aventuras gráficas de la década de 1980, más conocida como la estética 8 bits. "Me encanta el trabajo de Abramovic y convertir su performance en un juego me permitió romper con lo que en este campo se considera correcto y ortodoxo", concluye Barr.